La eñemanía ya no es un concepto abstracto en España. Lo que empezó, en su momento, como un ingenioso juego de palabras para referirse al equipo de Pepu Hernández, mezclando la eñe con las siglas de la NBA, se ha convertido con el paso del tiempo en la seña de identidad de la selección española de baloncesto. Los valores que despierta el grupo y la pasión que transmiten los chicos de oro, con Pau Gasol a la cabeza, desataron una ola de simpatía en todo el país. Lástima del final amargo de ayer.

"Se trataba de crear un nuevo concepto y apareció el de la ÑBA, que era difundir la idea de que somos tan buenos como los mejores", explica Jesús Bueno, el director ejecutivo de la Federación Española de Baloncesto (FEB). "Teníamos claro que la respuesta podía ser muy buena, pero como sucede en todo con este equipo, lo conseguido supera lo previsto. Se ha logrado crear una marca específica propia que solo se identifica con esta selección".

El impacto es evidente sobre todo en la calle. Miles de camisetas de la eñemanía han inundado estos días las calles de Madrid y las gradas del Palacio de los Deportes como antes había sucedido en Sevilla, en San Fernando, en Gijón, en Orense, en Logroño, en Castellón y en Valencia, los escenarios por donde ha pasado el tour de los golden boys . La Federación calcula que se han vendido cerca de 25.000 camisetas desde que se inició la campaña hará poco más de un mes y medio, y se han distribuido cerca de 3.000 más en promociones, al margen de las miles de camisetas que ha impreso La Sexta, la cadena de televisión que tenía los derechos del torneo, para repartir en las inmediaciones del pabellón.

Desde que se logró el oro en el Mundial, la avalancha de patrocinadores también ha sido imparable, hasta el punto de que la Federación ha tenido que cerrarles la puerta porque no existe margen para cumplir con más compromisos. Los ingresos se han multiplicado por cuatro.