La medalla olímpica. Ese es el único reto que le falta a la selección femenina de baloncesto que, desde el enorme mazazo que supuso, hace cuatro años, quedarse fuera de la competición en los Juegos de Londres ha vivido un etapa triunfal, coincidiendo con la presencia de Lucas Mondelo en el banquillo.

“Seguramente podríamos hablar también de la época dorada de las chicas”, subraya la barcelonesa Laia Palau, base, alma e incombustible capitana de la selección, camino de sus terceros Juegos a los 36 años, haciendo un paralelismo con las conquistas de la selección masculina, que lleva más de 15 años de idilio con el podio.

La selección femenina, que estos días ultima su preparación en Pinto, ha tocado también el cielo en las últimas competiciones internacionales: el oro en el Europeo del 2013, una plata en el Mundial del 2014 y un bronce en el Europeo del pasado verano. El podio de Río sería el último paso para completar un ciclo olímpico en la cima y, puestas a mantener el perfil ambicioso que las ha acompañado en los últimos tiempos, no renuncian a nada, aunque todas son conscientes de que deben mantenerse con los pies en el suelo.

“Lo hemos hecho muy bien. Este equipo no podía quedarse fuera de unos Juegos nuevamente. Y cuando conseguimos la clasificación fue una sensación de alivio, como si nos quitáramos un peso de encima, porque ocho años alejadas de los Juegos es demasiado tiempo”, añade Palau, jugadora del USK Praga.

UNA BAJA DE PESO

“Nunca he estado en unos Juegos y para mí competir en Brasil ya es un premio. Pero este equipo es ambicioso. No se conforma. Yo quiero ir allí y que podamos competir. Luego como se desarrolle la competición, determinará si somos podio”, comenta Silvia Domínguez, la base nacida en Montgat hace 29 años, jugadora del Perfumerias Avenida, otra pieza clave también para entender la brillante trayectoria de los últimos años.

“En cuanto conseguimos la clasificación olímpica, la gente nos ha empezado a hablar de medallas, No saben lo difícil que es conseguir una”, reflexiona la badalonesa Anna Cruz, de 29 años, ganadora del anillo de la NBA femenina el pasado verano con las Minnesota Lynx, la única jugadora española, junto a la retirada Amaya Valdemoro que lo luce en su palmarés. “Nosotras lo vivimos intensamente y no queremos cambiar nuestra forma de afrontar los torneos. No nos ha ido mal, pensando en jugar partido a partido ¿Por qué vamos a cambiar ahora?”

Ni siquiera la baja a última hora por lesión de Sancho Lyttle, uno de los puntales de la selección de Mondelo, ha cambiado el discurso del equipo, aunque la pívot nacionalizada era una pieza básica en los esquemas. “Es una de las mejores, no solo por lo que ofrece, sino por lo que ayuda al equipo. Ha sido un bajón. Pero seguimos teniendo opciones. La ilusión sigue. Pero tendremos que jugar de otra manera”, dice Palau, que valora también muy positivamente a la jugadora que ha entrado en la convocatoria: Astou Ndour, una pívot de 21 años y 1,96, que es una de las fijas en la dinámica de la selección.

UNA TRAYECTORIA EXCEPCIONAL

Las cifras que presenta la selección femenina son espectaculares en estos cuatro años: 57 victorias por solo 4 derrotas, lo que les ha permitido encaramarse al tercer puesto del ránking mundial de la FIBA, tan solo por detrás de la intocable EEUU y de Australia. Con esa misma consistencia pasaron por el Preolímpico y garantizaron su billete para Río, de donde salieron conociendo ya a los rivales a los que se encontrará en la primera fase de la competición: Serbia, EEUU, Canadá, Senegal y China. “Al margen de EEUU, las demás estamos en un nivel muy parecido. Lo importante es quitarse a EEUU de los cruces. El primer partido ante Serbia, la actual campeona de Europa, será fundamental”, dice Domínguez.

“Es que tenemos un núcleo muy potente y de gente comprometida. Tenemos seis o siete jugadoras de nivel de Euroliga, que es bastante si comparas con otros equipos. Tenemos muchas cosas a favor”, remarca Palau, que ya sabe lo que es ganar un título europeo, igual que Domínguez. “Es un grupo con mucho talento, que sabe esconder sus deficiencias”, añade Domínguez, que también elogia el trabajo del técnico Lucas Mondelo. “Tiene suerte del grupo con el que cuenta. Pero también nosotras tenemos mucha suerte con él porque nos da mucha libertad”.

“El buen rollo, la dinámica, el ambiente que se respira en este equipo es fundamental. La selección es como una familia”, corrobora Cruz, y los hechos confirman sus palabras, después de compartir este verano un campus para niños en Tiana junto a Silvia Domínguez, en el que se dejó caer también Laia Palau. “Nos lo pasamos muy bien. Es algo diferente y lo haces con mucha ilusión”, admite la actual escolta del Dynamo Kursk ruso.