A punto de coger las maletas y marcharse. Varios jugadores del Cáceres están hartos de los impagos y proyectan irse en los próximos días si no existe una solución ya mismo por parte del club. Aunque el vestuario ha hecho un pacto de discreción, a nadie se le escapa que son los extranjeros los que más posibilidades tienen de coger la puerta del multiusos, cansados de los incumplimientos y las promesas de una entidad que les debe al menos dos meses de su sueldo, así como diversas cantidades de sus contratos de imagen.

El Cáceres reconoce la crítica situación y poco menos que se encoge de hombros, admitiendo que los profesionales tienen razón y que su comportamiento hasta ahora ha resultado intachable. Aún así, les ha pedido unos días más de paciencia para solventar los pagos mediante una vía que se está negociando actualmente: el adelantamiento de la subvención del ayuntamiento por parte de una entidad bancaria. Esos 360.000 euros (60 millones de pesetas) pueden tranquilizar la situación durante unas semanas, aunque no sean la solución definitiva al problema del club.

Las posiciones quedaron clarificadas durante la reunión del jueves por la noche entre la totalidad del consejo de administración y la plantilla. El presidente, José María Bermejo, admitió que los jugadores escuchen ofertas para marcharse, sobre todo los foráneos, aunque el recién llegado Gabriel Muoneke esté al día. Los nacionales tienen el cobro garantizado gracias al fondo de garantía salarial de la ACB, pero su situación también es incómoda.

Hay una fecha fundamental en todo este conflicto: el próximo viernes. Es el último día para la inscripción de jugadores comunitarios en la FIBA. Si Hurl Beechum y Vladimir Petrovic, dos de los principales damnificados de la situación, no han fichado por otros equipos ese día, ya no podrán hacerlo hasta la próxima temporada, al menos en todo el continente europeo. También varios de sus compañeros podrían intentar terminar la campaña en ligas extranjeras, aunque la opinión de cada uno es distinta.

De momento, nadie del grupo ha salido públicamente para especificar sus deseos. En los próximos días, si no hay soluciones efectivas en el plazo que se le ha dado al consejo, la idea es hacer una carta pública o una rueda de prensa común en la que se exprese el sentir del equipo.

Mientras tanto, la actividad continuó ayer en el Cáceres sin aparentes novedades. Por la mañana entrenaron los once jugadores profesionales, una circunstancia que no se producía hace tiempo debido a las numerosas lesiones y contingencias que se han sufrido. Por la tarde ya no hubo tanta suerte y Dani García se quedó en cama por una fuerte gripe y Juan Antonio Orenga tuvo que ser reservado para no sufrir el riesgo de una recaída en sus problemas musculares.