Toda la majestuosidad y seriedad de la ceremonia se paralizó a las 21.26 horas (hora local), cuatro minutos más tarde de lo previsto por Dimitris Papaionnou, el director del festejo. Era el tiempo para los atletas, para el desfile en la ceremonia inaugural de los representantes de los 202 países participantes en los Juegos Olímpicos de Atenas.

El minutado del guión decía que durante 1.45.30 horas iban a aparecer por la pista, negra como el asfalto, deportistas de toda condición. Se quedó corto. Duró casi un cuarto de hora más. No fue hasta las 23.14 cuando salió por el túnel el último equipo, el de Grecia. Ni la música del holandés DJ Tiesto consiguió acelerar el paso de los atletas. Eran los dueños de la pista, por mucho que los regidores del montaje hicieran aspavientos elocuentes para que aceleraran.

Grecia, la última

Por primera vez, Grecia no salió en primer lugar sino en el último. Esta vez, los inventores de los Juegos eran los organizadores, y les correspondía ese honor. El orden de aparición fue alfabético, pero en griego, y la pequeña isla de Santa (Agia) Lucía abrió el paso bajo el ritmo de DJ Tiesto, situado con su mesa de mezclas en un fondo del estadio, y encima de un panel en el que se anunciaban los países. España salió a escena en el puesto 67. El ritmo machacón, convulsivo y variable dio el contrapunto musical. Otra novedad fue que los participantes llegaron a dar tres vueltas hasta situarse en la enorme laguna seca, al pie de un olivo (el árbol nacional de Grecia), en que quedó convertida la pista después de que se vaciara el agua que la inundó en la primera parte de la ceremonia. La numerosísima representanción de Grecia rodeó todo el anillo de forma que arropó a los que habían salido antes en un desfile tan colorista y reiterativo como siempre. Los grandes países suelen optar por los atuendos más conservadores y los países africanos acostumbran a poner todo el colorido. Burundi se llevó la palma con danzas, exotismo tribal y hasta lanzas en su corta delegación. Los estadounidenses llevaban un chandal de estar por casa.

En dos horas de paseo divertido, informal y sosegado no faltaron anécdotas. Entre los 300 españoles (los hombres con americana roja y pantalón blanco; las mujeres con falda roja y americana blanca), el waterpolista Dani Ballart, consejero del Espanyol, no dudó en exhibir una visible bandera de su equipo. Iraq y Palestina estuvieron entre los más ovacionados, al margen de Grecia.