El deporte siempre da una segunda oportunidad, y Natalia Rodríguez la aprovechó. No fue la medalla de oro que paladeó en los Mundiales de Berlín del 2009 antes de ser desposeída del título por un choque con la etíope Gelete Burka, a 200 metros del final, que la condenó a la descalificación. Pero fue una medalla de bronce que a la atleta de Tarragona de 32 años le supo casi a victoria porque es la primera que conquista en un campeonato de ámbito universal y porque también es la primera de la delegación española en unos Mundiales de Daegu (Corea del Sur) que están resultando nefastos para La Roja del atletismo.

Natalia demostró una capacidad de competición de la que ha carecido la mayoría de sus compañeros de selección. Fue valiente, quizá demasiado, cuando tomó el mando de las operaciones en la final de ayer de 1.500 metros a falta de medio kilómetro. Pasó por la campana primera y cambio aún varias veces de ritmo para perseguir su sueño, aplazado dos años y una semana, de ser campeona del mundo. Su ambición la llevó hasta ahí, pero también la condenó a perder dos posiciones en la recta final en favor no de las temibles africanas, sino de dos anglosajonas que no figuraban entre las principales favoritas: la estadounidense Jennifer Barringer Simpson (oro, con 4.05.40 minutos) y la británica Hannah England (4.05.68). Natalia no cedió ante el acoso de la marroquí Btissam Lajuad (4.06.18) y entró tercera con 4.05.87. La medalla ya era suya, aunque no fuera de oro.

"Tengo medalla, al fin y al cabo", dijo con la satisfacción del desquite cumplido. "La verdad es que me han podido las ganas. He cambiado muy de lejos, que no es muy típico en mí, y luego he entrado en la última vuelta a saco porque me encontraba muy fuerte --prosiguió--. Arriesgué porque vi que las demás iban ya justitas e intenté descolgarlas, pero en la última recta era yo la que iba justo y lo único que intenté, porque lo había preparado con mi entrenador, fue no crisparme y no bloquearme en esa última parte de la carrera porque entonces sí que lo hubiera perdido todo".

Natalia Rodríguez logró un éxito que le da "muchísima ilusión" cara a los Juegos Olímpicos del año que viene y que demuestra que no es inferior a nadie. La anterior campeona mundial, Maryam Yusuf Jamal (Bahréin) llegó descolgada tras caerse, y la etíope Kalkidan Gezahegne --que había derrotado a la español en los Mundiales en pista cubierta de Doha del 2010-- acabó quinta ayer. Gelete Burka ni siquiera se clasificó esta vez para la final.

"No se me ha pasado por la cabeza en ningún momento la final del 2009, lo único en que pensaba era en ganar el oro", dijo Natalia Rodríguez, que prometió salir con la misma ambición en los Juegos Olímpicos de Londres: "Yo siempre aspiraré al oro. Si luego es otra medalla, pues perfecto, pero hay que intentar siempre lo máximo".

El 1.500 español tendrá otra oportunidad en la final masculina de mañana (13.15), para la que solo se clasificó Manuel Olmedo. Diego Ruiz y Juan Carlos Higuero no pasaron.