"El primer año fue muy duro, quería volver a casa. Ahora, la cosa ha cambiado y me encuentro muy bien". Estas son las palabras de Abraham Pozo, un joven extremeño de Pueblonuevo del Guadiana que está viviendo una aventura haciendo lo que más le gusta: jugar al fútbol.

´Abri´, como le llaman los más allegados, fue campeón de Liga y campeón de España con el Espanyol en categoría juvenil A. Ahora, afronta su segunda temporada, es una de las esperanzas de la cantera espanyolista y otro extremeño llamado a aterrizar en la élite del deporte. Este mediapunta de 18 años nació el domingo 8 de julio de 1990, coincidiendo deportivamente con la final del Mundial de Italia-90 que enfrentaba a Alemania con Argentina --aquella cita la decidió para los germanos el gol de Brehme de penalti-- y "desde los seis años llevo jugando al fútbol. Empecé en el equipo de mi pueblo, luego pasé al Flecha Negra. El Espanyol me llamó, y no me lo pensé".

Adaptación

Fichar por un equipo de Primera División es el sueño de todo chaval aficionado al balompié. Sin embargo, el camino no suele ser fácil y la línea que separa el éxito del fracaso es, a veces, demasiado delicada. "Llegas de fuera, no conoces a nadie y los primeros meses son muy duros", afirma Abraham, qua también agradece "el apoyo de la gente del Espanyol, que se portaron muy bien conmigo y me ayudaron en mi aclimatación a mi nueva vida". El conjunto espanyolista pone al servicio de sus canteranos ´La Residencia del Espanyol´, en la que los chavales aprenden a convivir y tienen su alojamiento; pero sobre todo, es el lugar donde las promesas se hacen futbolistas y donde los niños se hacen hombres: "No sólo entrenas como jugador, también te formas como persona" .

Compañía extremeña

En su andadura hacia la élite, Abraham se ha encontrado con más extremeños como el cacereño Luismi o el placentino David de Pablos, que también visten de blanquiazul. "Me alegra tener paisanos cerca, me hace las cosas más fáciles", dice. Además, en la ardua tarea de triunfar, el pacense asegura que no está de paso y que desea "llegar los más arriba posible y poder jugar en Primera o en Segunda División", afirma.

La vida de Abraham dio un giro en muy poco tiempo, el tren pasó y él decidió no apearse en la primera parada, en el primer obstáculo. Ahora, después de un año de experiencia, ´Abri´ está más asentado y encara "con ilusión la nueva temporada". Además, manda un mensaje a los jóvenes que también tienen el deseo de abrirse camino en el mundo del fútbol: "los comienzos son difíciles, no hay que venirse abajo. Hay que ser fuerte para llegar arriba".