Ignacio Racionero, el ultra que apuñaló a un aficionado del Atlético del Madrid el miércoles en las proximidades del Wanda, fue detenido por la Policía. Se le considera «peligroso, radical, inestable y no distingue entre el bien y el mal», según la descripción que hacen de él algunos de sus conocidos.

Se le considera el autor de la agresión a un joven de 22 años, que vestía una camiseta del Frente Atlético, en las proximidades de bar Zapatones, donde suelen reunirse seguidores del club rojiblanco. Racionero, de 40 años y conocido como el Raciones, le habría asestado tres puñaladas en el muslo, brazo y espalda para escapar después tirando el arma en un parque cercano. La víctima fue operada inmediatamente en el Hospital de la Paz y su vida no corre peligro.

La actuación de Racionero, sin embargo, no ha sorprendido ni a la Policía ni a sus antiguos compañeros del Frente Atlético, grupo ultra del que fue un miembro relevante hasta que fue expulsado. Ahora pertenece a Suburbios Firm, una escisión del Frente.

Hace apenas seis meses salió de prisión tras cumplir 12 años de condena por atracos, fundamentalmente a farmacias en las inmediaciones de su casa, para robar y conseguir medicamentos con los que «colocarse» pues se trata de una persona que «se pone de todo y se pasa el día borracho», añaden fuentes recogidas por Efe.

Hasta tal punto fue calificado de conflictivo en la cárcel que durante su condena fue trasladado a varias prisiones de la Comunidad de Madrid, Galicia y León.

Un ejemplo de su «inestabilidad» es que Racionero, sometido en prisión a tratamiento médico, regresó con dos días de retraso de su primer permiso penitenciario de tres días. Nunca más lo volvió a tener. En el grupo ultra Suburbios Firm veían en su presencia «un símbolo de prestigio para su organización», próxima a los neonazis de Hogar Social Madrid.

Prueba de ese carácter es un vídeo que grabó el propio detenido, en el que Racionero entra en la tienda oficial del Real Madrid en el Santiago Bernabéu y comienza a proferir insultos, entre ellos «hijos de puta» y «puta Real Madrid».

Además, figuró entre los 20 imputados por la juez por el apuñalamiento mortal de Aitor Zabaleta, ocurrido en las inmediaciones del Estadio Vicente Calderón el 8 de diciembre de 1998, poco antes del partido que enfrentó al Atlético y a la Real Sociedad. Fue calificado en el juicio por el responsable policial de Violencia Urbana como «el lugarteniente» que siempre acompañaba a Ricardo Guerra, el único condenado por el asesinato del joven vasco, pero salió absuelto.