54 días después del último entrenamiento en la ciudad deportiva de Almendralejo, el Extremadura volverá a ejercitarse en su territorio habitual tras el frenazo del fútbol por la crisis del covid-19. Con el protocolo de LaLiga en marcha y la aprobación del Gobierno para la vuelta a los entrenamientos el plantel azulgrana hará su primera sesión en sus campos habituales, aunque será un entrenamiento mucho más atípico de lo habitual. En principio estarán todos, ya que el club no ha notificado que haya algún positivo tras las pruebas PCR.

El entrenamiento se dividirá en dos tandas. Los primeros jugadores están citados a las nueve de la mañana para la primera sesión. No podrá haber más de doce en esta primera tanda por un motivo claro: el Extremadura sólo tiene dos campos de entrenamiento y en cada terreno de juego sólo puede haber seis jugadores. Cuando terminen esos doce, se realizará la segunda tanda.

Los futbolistas llegarán de uno en uno en sus coches y ya vestidos con la ropa de entrenamiento desde sus casas. Se bajarán del coche, pasarán por el gimnasio y saldrán a su parcela asignada del terreno de juego para hacer ejercicios individuales. Lo harán junto al preparador físico, quien tendrá que guardar la distancia de seguridad en todo momento. Los miembros del cuerpo técnico visualizarán el entrenamiento desde fuera del campo y siempre con cuatro metros de distancia entre ellos.

Las sesiones estarán bajo la supervisión de un inspector de LaLiga, que velará por el cumplimiento de todas las medidas de seguridad e higiene dentro del recinto. Hay puntos desinfectantes en varios lugares para jugadores, técnicos y empleados del club.

Cuando terminen, los jugadores se montarán en el coche y se ducharán en casa. Al día siguiente, traerán la ropa sucia en una bolsa biodegradable para el servicio de lavandería. Y así, al menos, la primera semana. Es la realidad del fútbol en mitad de una pandemia.