Cómo lleváis el cambio de horario? A nosotros nos costó un poco el primer día, supongo que como a la mayoría, más que nada porque, además de adelantar el reloj una hora, hizo un día soleado y despejado, llegaron las nueve de la noche y seguía siendo de día. Entre unas cosas y otras todo se fue retrasando y nos fuimos a dormir un pelín más tarde de lo habitual, pero bueno, nada que no se arreglara al día siguiente entrando de lleno en la nueva rutina de nuevo.

A mí me ha tocado despertarme a las 6.30 y es que hay días que no entendemos muy bien por qué (obviamente sabemos que tiene hambre, pero no sabemos por qué unos días sí y otros no) en los que Celia se medio despierta y empieza a decir «papá, mamá, bebé…».

«Bebé» significa «bibe» y más te vale hacerle caso en menos de 2 minutos si no quieres que la «pequeña-terremoto» saque toda su artillería pesada a modo de llantera hasta que aparezcas con un biberón calentito para tomar. Y así ha sido hoy. La he cogido en brazos mientras le preparaba el biberón para que se tranquilizara y sobre todo para no despertar a mamá, que sigue «jugando» su liga a puerta cerrada desde casa y tiene que descansar.

Una vez Celia ha tomado su particular dosis nocturna yo no sabía muy bien que hacer, si volver a la cama o despertarme ya. Total, me quedaba media horilla de sueño porque me estoy levantando a las 7.00 todos los días para hacer yoga. He optado por la segunda, así que he aprovechado para recoger el lavavajillas e ir sacándole a Cris las cosas del desayuno, que le toca en breve (¿a vosotros no os hace ilusión encontraros las cosas del desayuno preparadas? A mí mucha, además da como menos pereza todo, ¿no?). Al abrir el ordenador para poner la clase de yoga he dicho «¿y por qué no empiezas a escribir?», así que aquí estoy frente al ordenador escribiendo unas líneas más.

No sé si es que el lunes me organicé muy bien o que el rival no era gran cosa además de venir con bajas porque en un periquete me lo zampé. Me bastó dedicarle un poco de tiempo por la mañana a revisar el ‘scouting’ para ver por dónde atacar al cesto de la ropa y dejarlo de nuevo vacío, la cocina colocada y el suelo de la casa reluciente.

Una vez realizadas las tareas del hogar, haber hecho mis entrenamientos, jugar con Celia y escribir la columna, se me quedó una horilla libre antes de grabar un podcast para un amigo en inglés (suena un poco freak, lo sé). Me encantan estas chuminadas de podcasts y «modernuras» varias. Además me sirvió para desoxidar el inglés de nuevo, que lo tenía un poco olvidado desde que empezó todo esto del confinamiento. Ahora casi no lo practico porque en el equipo era yo el que traducía a los extranjeros, con la inestimable ayuda de Jorge y Zubi (ambos han estudiado la carrera universitaria en Estados Unidos).

Así que me tiré al barro y desempolvé de nuevo la guitarra. Tuve que cerrar todas las puertas de casa, no por el miedo a que sonara mal, que también, sino porque Celia dormía y Cris trabajaba. Tocó afinarla, por supuesto, con una aplicación (nos os vayáis a pensar que tengo tan buen oído) y allá fuimos, sintiéndome Carlos Santana, corriendo los punteos y acordes por mis manos… «Hola amigos de YouTube, en este video tutorial de hoy vamos a aprender a tocar con la guitarra ‘La chica de ayer’ de Nacha Pop… ¿Os gusta la idea? ¡Pues vamos a ello!»

En mi familia son casi todos músicos, de hecho tienen hasta un grupo, ahora de versiones que se llama Efecto P. Con Fumata Blanca, que era el primer grupo que hicieron estuvieron unos años tocando por Almería, incluso fuimos a Granada a grabar una maqueta. Digo «fuimos» porque yo era el pipa y alucinaba. Ensayaban en el sótano de mi casa… Con esta familia ¿cómo no voy a salir yo artista? Por favor…

Fui al conservatorio de música un par de años pero tuve que dejarlo porque me gustaba más el deporte que la música, además de no tener tiempo para todo. Desde los 11 años no tocaba la guitarra, hasta que hace un par de años a mi hermano le dio por empezar y siempre nos decía a mis primos y a mí en Navidad y en verano, cuando estamos en Almería, que nos arrancásemos con algo. Reconozco que soy el más paquete de los tres, pero, eso sí, las risas están aseguradas.

Lo hago de «higos a brevas», pero como ahora tenemos que buscar actividades para ocupar la mente, era un buen momento para hacer algo divertido.

#YoMeQuedoEnCasa practicando canciones… que falta me hace.