TEtl juez ha dictado sentencia y la UP Plasencia pierde el partido, paga una multa, tendrá que indemnizar a la UD Badajoz --a lo que el club pacense renuncia--, amenazan a su presidente con la inhabilitación y se arriesga a una expulsión inmediata de la competición y a un descenso si por algún que otro azar de la vida no pudiera llegar a tiempo a otro partido.

Y toda esta señora sentencia porque a un humilde equipo del norte de Extremadura se le rompe, en plena carretera, la dichosa bomba del gasoil del autobús que les transportaba, circunstancia esta que, por supuesto, no le pasa a nadie en este país. Se explaya el Sr. juez en explicar que los directivos placentinos tuvieron tiempo suficiente de buscar una solución, ya que según su señoría, "haber autobuses hailos", especialmente un domingo por la mañana a las 8.45. O sino haber buscado los 6 taxis necesarios que seguro hay que de sobra en Cañaveral, o incluso en Plasencia. Y aunque hubiera sido posible, entre que llamas, se visten y vienen, tan solo hubiera sido posible llegar a Badajoz a tiempo en un jet privado.

El presidente Ceferino Cuarto, al que ya me referí hace una semana como "el de las buenas maneras", estaba en Badajoz y aunque explicó el problema, ya sospechó de la maniobra al ver a sus colegas de la UD Badajoz como se frotaban las manos al poder cazar la pieza malherida en la cuneta sin ni siquiera hacer un disparo.

Yo no voy a poner en duda el derecho legal que permite a un equipo reclamar lo que consideran mejor a sus intereses. Es lícito. Como también es legal que unos directivos de Caixa Galicia cobren 23 millones en su indemnización. Pero todos estaremos de acuerdo que es inmoral. No hay que olvidar que el Sr. juez actúa a petición de la UD, que es a quién realmente han retratado para la posteridad, ya que la federación no quiso mojarse desde el principio.

En ningún momento existe voluntad de la UPP de no acudir al partido. Solo esta "causa mayor" e imprevisible se lo impidió. El juez, además, tacha de negligente al Plasencia. O sea, descuidado y falto de aplicación, que es lo mismo que llamarle torpe.

Pero el Plasencia no fue torpe, sino incauto, ya que Ceferino pensó que en este mundo del fútbol todavía existen "buenas maneras", elegancia, señorío y respeto por el contrario. Pero se ha dado cuenta que también existen buitres que buscan su alimento entre la carroña. En cuando al juez, también es discutible su sentencia, que crea un peligrosísimo precedente. Aunque hablando de jueces, y apelando a su criterio, también podríamos llamar a la actitud de la UD de "zorra", que no es un insulto, ni mucho menos, sino que han sido tremendamente astutos al ganar tres puntos en los despachos.

Afortunadamente, y a pesar de todo, sigo creyendo en la justicia y a ella acudirá la UPP.