Lunes, 18.00 horas. Los jugadores del Diocesano juvenil esperan su turno para empezar a entrenar en uno de los campos de la Federación en Cáceres. "No tenemos los medios de otros clubs", explica después Adolfo Senso, entrenador del equipo. Pero no importa, los 21 jugadores y todo el cuerpo técnico están felices, muy felices. Cuatro victorias y un empate en siete partidos en el grupo V de División de Honor los sitúa al mismo nivel que el todopoderoso Real Madrid.

¿Sorprendidos? Sí. Pero no por ello despegan los pies del suelo. Humildad, trabajo y sacrificio son tres palabras que surgen rápidamente cuando se habla con cualquier integrante de club, bien sea jugador, cuerpo técnico o directivo. No es raro, forman parte de su filosofía, indica José Luis Mohedano, delegado y vicepresidente ("pero sobre todo delegado").

Adrián, lateral izquierdo y un auténtico veterano del Diocesano --lleva trece años, desde prebenjamín-- confiesa que no contaba con vivir esta situación. Pero verse tan arriba les aporta un extra de motivación. "No hay que conformarse, podemos seguir así porque nosotros lo vamos a dar todo", añade José Antonio a modo de portavoz de todos sus compañeros. El, mediocentro y con doce años en el club, es otro de los veteranos.

Un premio para todos

El buen rollo reina en el vestuario y se refleja en el campo. En el entreno, donde como la mayoría de los días les acompaña una doble campeona de Europa, Marina García (jugadora del Comarca Llanos de Olivenza), las risas destacan por encima de todo. Además de los buenos resultados esta semana no hay liga y "los entrenos serán más distendidos", explica Senso. El técnico, un hombre vinculado al fútbol y al Diocesano desde hace tanto tiempo que casi ni lo recuerda, sabe más que nadie que este dulce momento puede ser "circunstancial". Como cualquier club humilde no olvida que su único objetivo es la salvación. Pero, ¿por qué no soñar? "Es un premio para ellos", añade él, que se pasó el verano viendo a jugadores (probaron a más de 80) "para hacer el equipo que tenía en mente".

La base es el Diocesano que logró el ascenso la campaña pasada, pero reforzado con jugadores de gran talento, como Luis Delgado (procedente del Almería), Carlos Rodríguez (del Valladolid, con el que el club colegial tiene firmado un convenio) o Jorge Franco (del Cacereño), por citar algunos. Un caso especial es Mamadou, un futbolista procedente del Ciudad de Plasencia y que llegó a España hace cinco años en una patera.

"Lo que más nos preocupaba era conjuntar el equipo", dice Mohedano. Y así fue. "Nos ha costado --añade Senso-- pero lo hemos conseguido. Por encima de individualidades somos un equipo que mira por el colectivo". Ese es el secreto del éxito. Ese y haber ganado el primer partido en casa, donde han ganado sus tres encuentros. "Empezar con un triunfo fue muy importante. Nos dio la tranquilidad que necesitábamos".

En doce días jugará en Cáceres el Adarve. El sueño durará al menos hasta ese día. O más, porque el Diocesano es más que fútbol. "Hay más de 350 niños de todas las categorías a los que no solo educamos deportivamente, también queremos hacerlo como personas", concluyen Senso y Mohedano, cuyas últimas palabras son para los patrocinadores (como Construcciones Abreu), "sin cuya aportación no podríamos estar hoy aquí".