La asamblea extraordinaria de la Liga de Fútbol Profesional (Lega), que integra a los clubs de la Primera y Segunda división italiana, dio ayer su conformidad a la reanudación de la competición este fin de semana.

En la reunión mantenida en Roma, la Lega ha aceptado, pues, que se jueguen partidos a "puerta cerrada" en los estadios en que no se cumplan las normas sobre seguridad en las manifestaciones deportivas recogidas en el decreto ley aprobado la noche del miércoles por el consejo de ministros.

La reunión de la ´patronal´ del ´calcio´, a la que asistió el comisario extraordinario de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC), Luca Pancalli, se prolongó unas tres horas; lo que viene a poner de manifiesto las fuertes discrepancias existentes entre los clubes que deseaban jugar este fin de semana y los que, en cambio, al tener que hacerlo a "puerta cerrada" no querían la reanudación del campeonato.

Al final, al no quedar más remedio ante la postura "inflexible" del Gobierno italiano, no quedó más remedio que llegar a un acuerdo para que la competición se reanude en la Primera y Segunda división italiana. Así, la Primera división se jugará el domingo, con todos sus partidos a las 15.00 hora local.

Los choquesLos encuentros son: Cagliari-Siena, Palermo-Empoli, Roma-Parma, Sampdoria-Ascoli, Torino-Reggina, todos con público; y Atalanta-Lazio, Chievo Verona-Inter de Milán, Fiorentina-Udinese, Messina-Catania y Milán-Livorno. La Segunda división se jugará mañana y también a las 15.00 hora local: Arezzo-Frosinone, Crotone-Cesena, Rimini-Génova, Spezia-Bolonia y Vicenza-Juventus Turín, con público; y Lecce-Hellas Verona, Módena-Albinoleffe, Brescia-Bari, Nápoles-Piacenza, Pescara-Mantova y Triestina-Treviso, todos a "puerta cerrada".

Durante la reunión de la Lega, y para apaciguar los ánimos de los más exaltados que deseaban seguir sin jugar, se ha acordado la creación de una comisión con representantes de Primera (cuatro) y Segunda división (cuatro) que se reunirán con el Observatorio para Manifestaciones Deportivas del Ministerio del Interior (ha decidido que estadios están o no en regla). Su cometido será la de seguir las labores de verificación del Observatorio sobre la adecuación de los estadios a las normas y tener "ideas sobre sus tiempos de control de las instalaciones".