2 - EXTREMADURA: Casto, Edu Moya, Sergio Rodríguez, José María Cidoncha, Sergio Benito, Ito, Javito, Jesús Rueda, Enrique, Rocha y Troiteiro. Jugaron también: Samir, Tete (ps), Agustín Fernández, Parra, Guzmán, Carballo, David Generelo, Chirri, Sabino y Rai.

2 - PERU: Jhony Vegas, Salas, Zambrano, Pajuelo, Corzo, Solano, Edwin Pérez, Ferrari, Sánchez, Júnior Ross y Meza. Jugaron también: Júnior Núñez, Pedro García y La Torre.

GOLES: 0-1, min.26, Júnior Ross; 1-1, min.70, Rai; 1-2, min.75, Pedro García; 2-2, min.95. Rai, de penalti.

ÁRBITRO: Ceballos Silva, del Comité Extremeño, amonestó con cartulina amarilla a Chirri por parte de Extremadura y a Ferrari y Zambrano por parte peruana, y expulsó con roja directa a los visitantes Pedro García y Zambrano.

Al final no salió tan mal como algunos preveían. 3.000 espectadores en Cáceres pese a las ausencias, el tiempo infernal y las contradictorias noticias de los días anteriores. Pero tampoco fue tan bien como seguramente merece el nombre de Extremadura. Fue, simplemente, una tarde divertida de fútbol, quizás a lo único a lo que deberían aspirar este tipo de partidos con selecciones autonómicas de por medio. El empate ante el combinado de Perú --los medios de aquel país insistían ayer en que era la selección sub-20 reforzada por algunos mayores -- fue la culminación de un encuentro entretenido por momentos y polémico en su final. Los extremeños fueron mejores, pero necesitaron un discutible penalti en el descuento para lograr el 2-2. La trifulca con los peruanos protestando ruidosamente resultó paradójica en un choque en el que, en teoría, nadie se jugaba nada.

Sin embargo, los extremeños sí demostraron con sus ganas y su ilusión desde el primer minuto que querían darle al partido aires de oficialidad. Quizás picados porque los grandes nombres --César Sánchez, David Cortés, Juanma, Víctor Fernández y por supuesto Fernando Morientes-- estaban ausentes por distintos motivos, los once jugadores que alineó Manolo Sánchez salieron a morder desde el primer momento. Y talento no faltaba para ello, con Troiteiro por una banda y Javito por la otra --qué tiempos cuando compartían techo en La Masía--, David Rocha como lanzador y Enrique recuperando sus tiempos de nueve nato.

El partido hablaba castúo , con un par de ocasiones importantes, pero Perú marcó en su primer tiro a puerta, una incursión de Junior Ross que nadie supo parar (min. 26). El gol no frenó los ímpetus locales, que siguieron apretando y apretando sin ningún premio hasta que llegó el descanso.

EMOCION El previsible carrusel de cambios no hizo, como en otras ocasiones, que el ritmo bajara en la segunda mitad. Todo lo contrario. Hubo más espacios y pudieron verse a más jugadores de clase que se están abriendo camino fuera, como el habilidoso Chirri, al que quizás pronto Lotina llame para debutar en el Deportivo. Suyo fue un potente chut que rechazó Jhony Vegas y que, atentísimo, Rai acertó a rematar a gol (1-1). Era el minuto 65 y el menudo jugador del Cacereño, un futbolista alejado del brillo de Primera y Segunda División toda su vida, vivía su primer momento de gloria.

La lucha por ganar se convirtió entonces en feroz, con jugadores compitiendo en los balones divididos y mucha pasión. Perú seguía dosificando su calidad, pero la sacaba cuando podía amortizarlo. Así fue como un balón al hueco era empalado por Pedro García de forma espectacular en el 1-2 (min. 74).

Era injusto y Extremadura no se rindió, volcándose en la intención de conservar su imbatibilidad como selección autonómica absoluta en partidos internacionales. Primero Sabino y luego Chirri pudieron marcar, pero hubo que tensar hasta el límite la cuerda. Un balón perdido en el área suramericana acabó con David Generelo cayendo el suelo. Ceballos Silva pareció sumarse a la fiesta con la señalización de un penalti que encendió las iras de los visitantes, que vieron cómo dos de sus jugadores eran expulsados.

Rai se reservaba el truco final en un momento extremadamente tenso. Con una sangre fría increíble ejecutó el penalti con una paradinha que dejó absorto al meta peruano y al público, que celebró el empate como si se tratase de una victoria.