La presentación oficial de Adolfo Muñoz como técnico del Cacereño sirvió ayer para que el dueño del club, Antonio Martínez Doblas, hablase del nuevo proyecto en Tercera y el objetivo ineludible de subir.

Doblas, que no se prodiga demasiado en sus comparecencias públicas en Cáceres, se mostró optimista. "Los estados de ánimo van y vienen y yo soy un hincha más. El palo del descenso fue duro, pero cuanto más contacto tengo con este entrenador, más ilusión acumulo", dijo.

También se le preguntó por el papel que tendrá Angel Marcos en el CPC. "De momento, ninguno concreto. Será la que él quiera. Está unos días de vacaciones e irá integrándose en temas institucionales. Necesitamos a toda la gente posible para que apoye", indicó, señalando ya oficialmente a José María Rebollo como hombre fuerte en la gestión del día a día del club.

¿Y Muñoz? ¿Qué dijo? "Cuando me plantearon venir, ni me lo pensé por lo que supone entrenar aquí. Es un orgullo. Antonio me transmitió confianza y seriedad y así estamos trabajando, con toda la ilusión del mundo".

El técnico apeló a la afición y no eludió que la meta es "jugar la liguilla, a ser posible como campeones, y subir, pero con el escudo no se le gana a nadie y hay que respetar al rival". Por lo que se ve, está contento con la plantilla que está confeccionando. "Lo que hemos firmado y lo que vamos a firmar cinco o seis jugadores aún tiene nivel. Mi idea es hacer un equipo fuerte, que sepa a qué tiene que jugar y aspirar, que cada uno conozca su rol. Me interesa el grado de hambre que vea en cada jugador", explicó.

Sobre su ideario futbolístico, dijo que le importa "la intensidad", "ser verticales" y "crear ocasiones".

Los aficionados podrán verlo el domingo 21, cuando en el estadio Príncipe Felipe se reciba al San Fernando de Henares en el torneo local que servirá como homenaje a Rubén Palero (19.00 horas).