Poco antes de las ocho de la tarde de ayer, un mensajero recogía toda la documentación de los clubs extremeños en la sede de la territorial. El destino, Madrid. Dentro, un puñado de ilusiones, aunque también alguna que otra incógnita.

Los sobres estaban llenos de dudas, aunque también de optimismo. En el peor de los casos, se podría decir que Plasencia y ABP Badajoz no dependen de sí mismos. En la documentación que presentaron faltaba algo: el aval y la cuota de inscripción en la categoría de bronce del basket nacional. En el caso de que no se conceda la prórroga que ambos han solicitado, y que se estudiará en la comisión delegada del próximo martes en Madrid, ambos se quedarían fuera y tendrían que aspirar, como mucho a EBA, para lo que también, por si acaso, han aportado papeles. Mérida, que apuraba, y Cáceres, para su filial, sí quieren estar en la cuarta división del baloncesto.

En cualquier caso, nadie duda de que llegará esa prórroga. Durante los últimos días los problemas de los clubs que pretenden militar en esa categoría se han multiplicado y no se cubrirán las 24 plazas que pretende la federación española para completar dos grupos.

Es precisamente ahora cuando se intensifican las gestiones a todos los niveles. Tanto la directiva de José Manuel Alvarez como la de los entusiastas jóvenes pacenses que preside Martín Avalos están haciendo un esfuerzo especial y en ambos casos esperan culminar con éxito las conversaciones que están llevando a cabo en las últimas horas. La tradición placentina es un punto a favor importante, y en ello se confía. En Badajoz, mientras tanto, también han encontrado receptividad.

Por último, el baloncesto femenino extremeño también seguirá contando con una representación en la Liga Femenina 2 la próxima temporada. El Femenino Cáceres volverá a estar en la pomada con otro trabajado proyecto liderado por Vicenta Naranjo. El entrenador será Juan Pedro Buigas, que prepara estos días una plantilla para la que hay mucho avanzado. También aquí se quiere dar un giro importante.