La pasada semana Villanovense y Don Benito tuvieron un par de días de enfrentamiento dialéctico a cuenta del reparto de entradas para el derbi de Segunda B. Cuando parecía que la espiral de acusaciones iba a más y que incluso se tornaba peligrosa, alguien de uno de los dos clubs --da igual de cuál fuera-- tuvo la feliz idea de convocar una reunión. En un rato, los directivos se pusieron de acuerdo. Nada había pasado. Todos tan felices. Entente cordiale,

No hay que tener la mente preclara de Albert Einstein para que a uno se le alumbre la bombilla para tratar de hablar. Simplemente hablar en aras de buscar una solución. Pero esto no siempre ocurre, por desgracia. En Plasencia, esta misma temporada, ha pasado ya, y el resultado fue calamitoso. En Cáceres en temporadas anteriores también y en ésta, desgraciadamente, se va a repetir. El equipo de baloncesto de LEB Oro y el de fútbol de Tercera División parece que ni tan siquiera han dialogado y la nefasta consecuencia es que el Cáceres Patrimonio (12.30 horas ante el Bilbao) y el Cacereño (12.00 ante el Coria) van a jugar sus partidos, dicho sea de trascendencia capital, casi a la misma hora, esto es, que hay que elegir entre asistir a uno u a otro.

¿Quiénes son los más perjudicados? Los propios seguidores, insisto, que suelen ir a los dos eventos, y que estos días han expresado su malestar, rayano en la indignación, con lo que ha ocurrido. Con los dos clubs jugándoselo todo a una carta (el basket la salvación y el fútbol el título para después encarar playoffs en mejor coyuntura) el estropicio también es para las propias entidades, que se van a ver privadas de aficionados. Solamente por uno que no esté será ya un despropósito evidente. Me consta que en los dos clubs se conocía hace tiempo el problema que se podía crear. Pues nada: se ha dejado que el asunto estalle. Y si contamos con que antes del partido de baloncesto hay una marcha a favor de la Asociación Española contra el Cáncer (asociada con el Mes de la Inclusión que promueve el Cáceres) añadimos más leña al fuego del quemado bosque del deporte local.

El Azuaga cambió su partido ante el Mérida del domingo al sábado para que los seguidores del equipo de Tercera pudieran ir a los actos del XXV Aniversario de la Banda de Cornetas y Tambores. Nada más que decir, señoría.

No me valen algunas excusas baratas: que si el Cacereño juega por la mañana (hasta hace unos años siempre ha disputado sus partidos por la tarde y se cambió por la falta de luz en el estadio), que si la LEB Oro no permite cambios de última hora... No. No manipulen: estamos ante un fracaso de los dos clubs deportivos que roza el esperpento.