«Esto es como el fútbol, si la pelotita entra, todo va como una seda. Los goles, las victorias, lo arreglan todo». Uno de los jefes más futboleros de Ducati reconocía que, aunque la paz siempre existió en el seno del equipo italiano «porque aquí nunca hubo guerra, simplemente un cruce de declaraciones», el doblete de ayer, en Brno, la lucha limpia, limpísima, entre Andrea Dovizioso y Jorge Lorenzo («con más corazón que cabeza», ironizó Marc Márquez, que la vio desde detrás «como si estuviese en el balcón de mi casa»), había concluido, en el ‘corralito’, con un efusivo salido entre los dos pilotos de Borgo Panigale. Como debía ser.

«Lorenzo es especial», dijo ‘Dovi’ a la prensa española. «Yo siempre he dicho que es una muy buena persona pero, a veces, se deja llevar. No entiende según qué cosas y se cabrea, pero yo no tengo ningún problema con él y él tampoco debería tenerlo conmigo». Y, sí, Lorenzo dijo que no lo tenía, no, el problema, digo, «pero hubo un momento que me pellizco y, si me vuelve a pellizcar, volveré a decir lo que pienso de él o de la situación».

¿y en Yamaha? Maverick Viñales, que cerró su fin de semana horrible con una caída en la primera vuelta, dijo que no tenía sentido «encontrar la puesta a punto en el ensayo previo a la carrera, hay que hacerlo el viernes». Nueva crítica a Ramon Forcada y su equipo. ¿Y Valentino Rossi? «Es una pena estar en tan buen momento de forma como estoy yo y mi equipo y tener una moto un poco más lenta que las otras».