Perplejidad, rabia, desánimo... Son muchos los adjetivos para describir el ambiente con el que Ferrari abandonó Montreal, donde ganó, con cierta polémica, Jenson Button (McLaren) tras acabar con la carrera de su compañero Lewis Hamilton y la de Fernando Alonso. Además, Button no fue sancionado ni desposeido de la victoria, una vez concluido el GP, que se corrió entre el diluvio.

Nadie en la scuderia encuentra explicación al resultado de Cánada, no cuando el F150 era un coche muy competitivo, no cuando el vencedor de la carrera pasó seis veces por su box . Stefano Domenicali, el director del equipo, no escondía sus sentimientos: "Siento un lamento increíble. Si pensamos cómo acabó la carrera y cómo eran las prestaciones de nuestro coche, creo que lo único que nos llevamos a casa es un lamento extraordinario. No soy una persona que hable nunca de suerte o de mala suerte, pero el perfil de la suerte no ha funcionado para nosotros en Montreal. Quizá deberíamos ir a Lourdes o algo así", afirma el jefe ejecutivo de Ferrari.