Ocurrió entre el primer y el segundo cuarto, momento quizás extraño para un homenaje, metidos en plena dinámica de partido y con el marcador empezando a complicarse para los locales. Pero el Cáceres Patrimonio de la Humanidad quería que el mayor número de espectadores estuviese presente cuando Lucio Angulo recibiese el cariño general, cerrando una etapa de tres temporadas vistiendo de negro.

Trajeado con una chaqueta y corbata también negras, un poco a lo Guardiola , Angulo estaba satisfecho y abrumado por el gesto, pero algo tristón. No pasa por una etapa feliz en su vida tras el reciente fallecimiento de su madre tras una enfermedad que se le fue complicando. También tiene la sensación de que lo que ha estado haciendo en los últimos 20 años, jugar al baloncesto a nivel profesional, se ha terminado y que hay que reinventarse. Ahora empieza un nuevo momento para el que a buen seguro tendrá recursos, ganas. Es una persona muy activa, de una potente formación cultural, que puede seguir entre canastas o en otros menesteres. Su sentido de la ironía, su visión distinta de la realidad, siempre deben valorarse.

El acto fue sencillo, pero jalonado de muchísimos aplausos de la grada, especialmente unánime durante estas temporadas en el cariño al que fue conocido como Don Lucio . Se le entregó una foto suya realizada por Luis Cid, una camiseta del Cáceres para su hijo nacido recientemente, una bandera extremeña y una placa conmemorativa. El partido se reanudó cuando todavía sonaban los gritos de "Lucio, Lucio".

Después, Angulo subió al palco a seguir el partido de un equipo que ha quedado en algo en su corazón, junto con CAI Zaragoza, Huesca, Tau Vitoria, Real Madrid y Lucentum Alicante, las otras camisetas que vistió, así como la de la selección española.

El homenaje llegó aparejado al regreso de Manuel Piti Hurtado tras salir del Cáceres hace dos años. El entrenador que en su momento lo fichó quiso estar cerca suyo en el emotivo momento.