Solo sé que al acabar la etapa me subo al autobús, no pregunto adónde me lleva, por lo que no tengo ni idea, a estas alturas de Tour, de en qué hotel estoy.

Hoy me he mojado tanto que prácticamente he necesitado dos horas para sentirme seco. Hay un momento, en etapas como esta en las que no deja de llover, que ya no sabes cómo limpiarte las gafas, llevas las manos agrietadas y encima has de ir alerta porque la bici no responde de la misma manera.

Por si fuera poco has de procurar que la rueda no vaya por encima de las líneas blancas de pintura, que resbalan.

Pero hoy ha sido una etapa más o menos relajada. Y digo más o menos porque hemos salido a un ritmo infernal. Al inicio había una serie de tachuelas. ¡Las subíamos a más de 30 por hora! Hasta que se ha formado la fuga. Entonces se han empezado a oír gritos, voces desesperadas que pedían que se aflojara el ritmo. Ha habido gente que ha sufrido, aunque también he observado a algunos rivales. Menchov y Sastre andan muy finos.

*Excampeón del Tour