Allí por donde pasan, ya sea en la Liga española o en la Champions, dejan rivales por los suelos. Arrasan con todo. O casi todo. Al inicio, el Barça perdió dos partidos (uno en Sevilla, ida de la Supercopa, y otro en casa ante el Hércules). El Madrid, en cambio, no pierde nunca. Ni al inicio ni al final. Son dos colosos exultantes y eufóricos, que van batiendo registros de eficacia allí donde van, hasta que se topen el lunes en el Camp Nou. Es el clásico más igualado de los últimos tiempos, el duelo que paralizará el mundo. No hay ningún partido en el planeta en el que se reúnan los dos últimos Balones de Oro (Ronaldo ganó el del 2008, Messi tiene en casa el del 2009) y, al mismo tiempo, exhiba a 11 campeones del mundo sobre el césped: ocho azulgranas y tres madridistas.

LUCHA IDEOLOGICA Detrás de unos números espectaculares de ambos equipos se esconde una profunda lucha ideológica. La magnitud de la obra levantada por Guardiola en dos años (ocho títulos de 10 en juego y un fútbol moderno, ofensivo y fiable, convertido ya en una referencia mundial) obligó a Florentino Pérez a renegar de casi todos sus principios. Tras fracasar en su primer año como presidente, se vio obligado en el segundo a entregar el Madrid, y el madridismo, a José Mourinho. En tiempo récord, el técnico portugués ha edificado un bloque granítico (hacerle un gol es tarea de titanes), vertiginoso y furioso para discutirle la hegemonía, primero en España y después en Europa, al juego paciente del Barça.

Esos colosos, tras tres largos meses de mirarse de reojo, equilibrados como están en prácticamente todas las estadísticas, se han citado el lunes en el Camp Nou. Llega el Madrid como líder, con un punto de ventaja sobre el Barça. Como hace un año con Manuel Pellegrini. Entonces, el gol de Ibrahimovic, jugando ya los azulgranas con 10 por la expulsión de Sergio Busquets, provocó el cambio en la clasificación y despejó el camino hacia la segunda Liga consecutiva de Guardiola. El Madrid cree, sin embargo, que con Mourinho no se repetirá esa historia.

En el Barça no hay dudas (Guardiola ha tenido enjaulado durante dos partidos a Busquets atemperando su fogosidad), mientras la gran incógnita en el Madrid es si Mourinho apostará por el once que se sabe de memoria cualquier merengue. Frenar a Xavi, Iniesta, Busquets o a Messi cuando este arranca desde el centro del campo es la obsesión del técnico portugués. Su consigna es robar el balón en esa zona y salir como flechas hacia la portería de Valdés, con Di María y Ronaldo. En esa estrategia, Xabi Alonso estaría acompañado por Khedira y por un invitado con gran poder de destrucción: Lass.

A Mourinho le convenció el francés en el encuentro ante el Ajax. Si el técnico apuesta por ese trivote no habría espacio para zil dejando aún más campo abierto para Cristiano Ronaldo, la bestia que sostiene al Madrid con sus goles, obsesionado como está en derrocar a Messi.