Hubo casi una década en la que un encuentro León-Cáceres era poco menos que un clásico de la mejor liga baloncestística de Europa. Hoy los nuevos y duros tiempos se han instalado en ambas casas y, un peldaño por debajo, se vuelven a ver las caras a partir de las 21.00 horas en el mismo escenario en el que los extremeños perdieron la Copa del Rey en 1997.

El partido seguramente empezó a ganarlo ayer mismo el León, ya que, pese a su crisis económica, pagó los atrasos de dos meses a sus jugadores, algo que no pudo conseguir el Cáceres. Viajaron Mike Higgins y Bryan Sallier, que no han entrenado durante la semana como protesta, pero no desvelaron si jugarán. "Depende de muchos factores, no sólo de si se cobra", dijo a este diario Higgins desde el autobús. Lamentó la situación y aseguró que quiere ayudar, pero criticó que la directiva no haya cumplido las "promesas, promesas y promesas" que se les hicieron de que los problemas iban a resolverse. Sallier amagó con plantarse y no viajar, pero reconsideró su postura.

HALAGOS Su entrenador, Ñete Bohigas, no se resigna ante una temporada llena de vicisitudes. "La semana ha sido dura en lo extradeportivo, pero de nada nos sirve lamentarnos. Intentaremos jugar lo mejor posible los que estemos y punto", manifestó, sin "tener claro" si iba a poder contar con Higgins y Sallier para saltar a la cancha. "Es una decisión personal suya, pero hay que entender que se hace duro que haya otros compañeros que estén trabajando", añadió, deshaciéndose en elogios hacia su plantilla de nacionales y Damon Johnson, "que han entrenado con la mayor intensidad posible. Mejor no se pueden portar".

En el Cáceres les suena a broma que se les pregunte si está a punto de cerrarse un acuerdo con Anthony Stacey (alero, 1,96, 28 años y ex-Murcia y Alicante) para sustituir a Washington. La falta de liquidez en el club es evidente y lo único que sobra para fichar es tiempo, ya que la liga se interrumpe hasta el 4 de enero. Sí se ha preguntado por él.

RIVAL CON PROBLEMAS En el León destaca la presencia de Iker Urreizti, mejor pasador de la LEB y que el verano pasado rompió su compromiso con el Cáceres porque veía peligrar el proyecto. Julio González y Paco Martín copan los puestos de alero ante la baja por lesión de Carlos Martínez, mientras que los extranjeros Jamahl Mosley y Ugonna Onyekwe están cumpliendo con creces bajo tableros, secundados por el experimentado Martín Ferrer.

Es una plantilla corta, pero experta, que según Bohigas saldrá muy motivada. "Empezaron de forma dubitativa, pero ahora están jugando bien", apuntó.

En León, donde durante diez años se disfrutó de la ACB, también están pensando más en el dinero que en el baloncesto en sí. Sobre la sociedad anónima deportiva que alberga el equipo corre la amenaza de la disolución, como ocurrió con el Basket Cáceres, si no se culmina con éxito una ampliación de capital que se ha puesto en marcha.

Será el último partido de un 2003 en el que el baloncesto cacereño ha vivido un descenso y una desaparición: una cuesta abajo sin aparente final.