Pocas personas tan enamoradas de Arroyo de la Luz como Flavia Lima, la jugadora brasileña cuyo regreso al equipo de la localidad extremeña que milita en la Superliga 2 de voleibol se anunció hace unos días. Se cierra así un círculo y retoma una historia de amor con la ciudad que en realidad nunca llegó a interrumpirse. Allí jugó de 2008 a 2014 y allí volverá a hacerlo al lado de su pareja, la internacional británica Janine Sandell, con la que tiene un precioso niño de dos años llamado Jayden.

Sí. Flavia es tan libre, tan valiente, tan abierta, tan alejada de complejos estúpidos, de estigmatizaciones, que no tiene inconveniente en hablar de que tiene una relación homosexual con una compañera de equipo, rompiendo una especie de tabú en el deporte profesional. Se cuchichea sobre infinidad de casos en todos los deportes, pero muy pocas veces llegan a salir a la luz pública.

«Siempre he sido muy profesional con esto. Llevamos juntas desde hace cinco años. Hemos estado en más equipos y dentro de la pista siempre ha sido mi compañera. Ahora estoy muy ilusionada de que podamos jugar juntas en un sitio que quiero tanto como Arroyo», destaca la brasileña, que afrontará el reto de ser entrenadora-jugadora. En la grada las verá con pasión el pequeño Jayden, para el que quieren una vida tranquila y asentada en un lugar propicio para ello.

«Alegría inmensa»

La familia no lo dudó demasiado cuando recibió la llamada de Adolfo Gómez, al que la brasileña califica como su «segundo padre». En estos años en los que ha sido una pieza importante en la Superliga --su último club fue el Dimurol Libby’s La Laguna, donde también ejerció el mismo doble papel que tendrá en Arroyo-- la comunicación siguió siendo fluida y la broma sobre su posible vuelta era habitual. Se trata de alguien fundamental en la historia del Extremadura Arroyo, ya que junto a su compatriota Helen Silva y un comprometido grupo de canteranas consiguió en 2008 el ascenso a Liga FEV y en 2013 a la máxima categoría, donde lograría consolidarse.

«Es una alegría inmensa volver a casa. En el deporte profesional se habla a veces de que tal o cual club tienen un ambiente familiar, pero no siempre es así. En Arroyo no me cabe ninguna duda porque lo viví en persona durante años y es por lo que regreso», afirma Lima. Asegura que siempre estará agradecida al club y a la ciudad porque «la primera vez que vine estaba en mi peor momento personal. Acababa de morir mi padre y yo estaba destrozada. Aunque fue duro adaptarse al principio a Europa, ellos me ayudaron a recuperarme y a ser mejor persona. Nunca perdí el contacto con tanta gente buena que conocí allí».

De hecho, ha vuelto de visita cada vez que ha podido. Y a Janine le ha hablado infinidad de veces de lo que supuso para ella Arroyo y Extremadura. «Estoy en las nubes y un poco nerviosa, expectante para que salga todo bien. ¡Le he contado tantas cosas sobre lo que se va a encontrar...! Ella sabe que es un club humilde en el que todo se basa en el trabajo y el esfuerzo para salir adelante. Siempre se crea una complicidad muy buena entre el equipo y el pueblo. Es clave», explica. No le tiene miedo a ese adagio que dice que al lugar donde has sido feliz nunca debes tratar de volver. «Siempre hay que luchar contra las dificultades que puedan surgir», sentencia.

Según Flavia, Janine Sandell es «una jugadora excepcional, no de Superliga 2. Solamente hay que ver su palmarés para darse cuenta. Nos va a ayudar muchísimo a conseguir victorias. Estoy segura que a la gente le va a encantar su estilo». Por ahora, es pronto para hablar de la lucha por el ascenso a la Superliga, una reconquista que no se pudo completar hace un año, cuando, con plaza deportiva para ello, se renunció al ascenso por motivos económicos.

Contra el covid-19

Obviamente, la pareja y el niño no han sido ajenos a la pandemia mundial. «Al principio nos pilló en Canarias, pero quisimos irnos enseguida a Brasil porque pensábamos que íbamos a estar más apoyadas por mi familia. Luego el virus se metió a fondo allí y también lo pasamos mal, muy preocupados. También fuimos a Estados Unidos, que es donde tiene Janine a su familia», relata Flavia. De primera mano siguió el impacto del coronavirus en Arroyo de la Luz, donde hubo una veintena de muertos. «Estuve muy preocupada con todo lo que me contaban y lo que iba leyendo, sobre todo cuando cerraron el pueblo al exterior. Quizás es un poco exagerado decirlo, pero después de seis años allí conozco prácticamente a todo el mundo. A ver si podemos dejarlo atrás del todo porque es algo que está generando mucho sufrimiento en muchas partes del mundo, aunque también hemos podido sacar muchas lecciones sobre lo que ha pasado».

La suya es una vida consagrada al voleibol. Las últimas semanas las ha pasado en Arizona como monitora en un campus de este deporte. Tras la clausura, hace unos días viajó a Brasil y alrededor del 15 de agosto confía en estar ya en España iniciando la planificación de la temporada que ahora está haciendo ‘online’ como Adolfo Gómez, que será su asistente. Toca mirar al futuro, a intentar reverdecer los laureles de un proyecto que llegó a ser un auténtico fenómeno social en la localidad. «Ojalá pudiesen volver jugadoras como Helen Silva y Alba Sánchez. Sería sensacional», desea Flavia, la arroyana de Sao Paulo.