Las opciones olímpicas en deportes de equipo para extremeños se circunscriben a dos protagonistas que, para empezar, no lo tienen nada sencillo. Son el baloncestista villanovense José Manuel Calderón y la jugadora de rugby 7 pacense María Ribera. Ambos manejan una problemática distinta que conviene especificar y que todavía tiene que esperar varios meses hasta resolverse positiva o negativamente.

Calderón, que cumple su segunda temporada con los New York Knicks de la NBA y tiene 34 años, está a merced de la relación de convocados que ofrezca Sergio Scariolo. Nadie puede decir a ciencia cierta si estará o no.

Existen algunos motivos para el optimismo. Para empezar, su propia disposición a acudir a lo que serían sus cuartos Juegos tras los de Atenas-2004, Pekín-2008 y Londres-2012, saldados estos dos últimos con sendas platas. Siempre ha sido un jugador del gusto de Scariolo, que valora su control del juego y la conexión que tiene con sus compañeros de generación, liderados por Pau Gasol. Quizás sea la última ocasión en la que puedan jugar juntos.

Sin embargo, también puede que Calde no cuente esta vez. Fue baja alegando problemas físicos en el Eurobasket de Francia, donde España ganó el oro y la clasificación para Río. Y hay muchos jugadores de calidad entre los que elegir en su posición. Fijos parecen los madridistas Sergio Rodríguez y Sergio Llull, siendo más dudosa la presencia de Guillem Vives, componente del equipo campeón de Europa. Mientras, Ricky Rubio está completando una buena campaña a nivel estadístico en los Minnesota Timberwolves.

Quizás ese pueda ser precisamente el mayor hándicap para el extremeño. En 28,3 minutos está promediando 7,6 puntos (solo en su año de novato logró menos) y 4,2 asistencias. Este último es su peor dato desde que está en la NBA (2005-06). Eso sí, sigue luciendo buenos porcentajes en triples (41%) y tiros libres (87%).

De momento, en sus declaraciones públicas se ha puesto a disposición de Scariolo, que no ha especificado sus planes.

María Ribera

Para María Ribera la complicación es doble: por una parte, ni siquiera la selección española de rugby 7 está clasificada todavía para Río; por otra, ella todavía tiene que ganarse un puesto, en el caso de que se logre el pasaporte en el Preolímpico.

Uno de los grandes sueños de Ribera, que este verano cumplirá 30 años, es estar en Brasil. Para ello lleva trabajando desde hace varios años como uno de los referentes del rugby nacional, pero ha entrado y ha salido de la selección en las últimas convocatorias.

Ahora, se prepara para las Series Mundiales de Atlanta y Langford. Serán la preparación más adecuada para el momento culminante: los días 25 y 26 de junio, España se jugará la única plaza disponible para los Juegos en Dublín. La anfitriona, Irlanda, y Rusia son las otras dos favoritas para ganarse el puesto y unirse a los otros once países ya clasificados.

"Es duro, pero merece la pena, es el sueño de todo deportista. A veces incluso pienso que si no lo consiguiésemos, que espero que sí, aún les podré decir a mis hijos: 'yo un día estuve luchando por ello', miraré atrás y seguro que me saldrá una sonrisa de felicidad", comentó recientemente en una entrevista en este diario. "Son apuestas que haces por la pasión que tienes hacia el deporte, la competición, superarte y todo lo que experimentas en ese proceso. En el camino hay momentos muy felices y otros no tan dulces", añadió.