CACERES: Dani López (5), Vicario (9), Humanes (-), Moya (10), Asselin (12) --cinco inicial- Huertas (1), Morales (11), Cabeza (2).

FUENLABRADA: Ferrán López (4), Solana (12), Quintana (4), Wideman (15), Guardia (13) --cinco inicial-- David Gil (-), F. J. Martín (11), García (7), Sergio Pérez (7), Jan Martín (2).

MARCADOR POR CUARTOS: 6-20, 24-33 (descanso), 40-59 y 50-75 (final).

ARBITROS: Ramos y Garrido. Eliminados: Asselin (min. 40) y Wideman (min. 40).

INCIDENCIAS: Torneo Cáceres Patrimonio de la Humanidad. En el palco, el alcalde, y el subdelegado del Gobierno.

El guión parece estar escrito, aunque los más optimistas tienen todo el derecho a pensar en que, al final, esta novela baloncestística del curso 2004-2005 puede tener un desarrollo inesperado, recordando a la que escribió el Plasencia el pasado año. Pero no, esto no tiene buena pinta. El Cáceres, por lo visto anoche en su presentación, está destinado a sufrir, como por otro lado dice la lógica, valorando su presupuesto y su coyuntura.

El Fuenlabrada, justamente el caso contrario que el Cáceres, abusó de un conjunto corajudo, pero impotente. En descargo de la imagen negativa, un dato esclarecedor: el americano anotador, Blackshear, no pudo jugar por sus problemas en una clavícula, que amenazan con dejarle inactivo dos semanas más. Y es que la ausencia de un jugador tan clave como un foráneo se suele pagar caro en equipos tan justos como el cacereño.

La cara amable de este desdibujado grupo la pone el otro estadounidense, John Asselin, un pívot que se llevó los mejores aplausos de la noche por su poder de intimidación y su inteligencia, que sufrieron los lujosos pivots fuenlabreños cuando estuvo en pista, en especial en la primera parte.

SUPERIORIDAD Fue el equipo de Luis Casimiro --qué tiempos aquéllos de la ACB-- y de Ferrán López --otro para la nostalgia del particular ´Cuéntame cómo pasó´ cacereño-- el que se encargó de disipar cualquier duda desde el inicio. Un marcador de 6-20 en el primer cuarto era lo suficientemente clarificador de lo que acontecía. La batería de jugadores ilustres del Fuenlabrada --Ferrán, Solana, Wideman, Guardia-- borró de la pista a los verdinegros, liderados por un Dani López cuyo principal problema a resolver será su tendencia a no mirar a canasta.

Sólo una racha de Vicario, el trabajo impresionante de Asselin, la salida de Morales y la progresiva mejora de Moya pusieron equilibrio, con el Cáceres situándose a cinco puntos (32-37) después del descanso. Sin embargo, fue todo un espejismo ante la máquina madrileña de hacer baloncesto, que puso las cosas en su sitio en cuanto quiso.

Los estertores del encuentro sólo sirvieron para la probatura. Ñete Bohigas y el presidente Felipe Fernández, arquitectos principales, hacen bien en creer en este grupo. Todo se mejora con trabajo, pero también con calidad y fe, cualidad ésta que debe rebrotar a borbotones. Si no...