La vuelta del Atlético a la Champions 11 años después se ha convertido en una pesadilla. La UEFA ha sancionado al club rojiblanco con la clausura del Calderón por dos encuentros, y otro más si se producen nuevos incidentes en los próximos cinco años, por los altercados ante el Olympique de Marsella el pasado 1 de octubre. Un portavoz de la UEFA, además, criticó la "desproporcionada e inaceptable" actuación de la policía española, lo que provocó una airada respuesta del gobierno español y del cuerpo de seguridad.

El organismo futbolístico actuó de oficio y multó al Atlético con 150.000 euros por deficiencias en la organización del choque y por la "conducta impropia" de sus aficionados, en referencia a supuestos gritos racistas. El técnico Javier Aguirre ha sido suspendido por dos encuentros por insultar a jugadores rivales. El Atlético tendrá que jugar los dos próximos encuentros a 300 kilómetros de Madrid, lo que afectará a los cerca de 4.000 seguidores del Liverpool que tienen los vuelos y los hoteles reservados para viajar a Madrid al partido del próximo miércoles.

La UEFA ha elegido al Atlético como chivo expiatorio en la batalla que Michel Platini, el presidente de ese organismo, ha iniciado para erradicar la violencia y el racismo en el fútbol. William Gaillard, portavoz de la UEFA, afirmó que en el encuentro ante el Marsella se registraron "múltiples cánticos contra jugadores que no eran blancos y también hubo problemas con seguidores con minusvalía, a los que no se acomodó en áreas de visibilidad".

El Atlético se muestra indignado. Hay quien piensa que los habituales gritos de ánimo a Agüero --"¡Kun, Kun, Kun!"-- pudieron confundirse con gritos racistas. Enrique Cerezo, presidente del club, mantiene que el partido ante el Liverpool se disputará en el Calderón, aunque ayer ya recibió el apoyo de Joan Laporta ofreciéndole el Camp Nou.

Cerezo argumenta que la denuncia del Marsella llegó tres días después de lo reglamentario y que el árbitro no recogió en el acta los incidentes. El Atlético tiene hasta el viernes para recurrir una sanción que entiende injusta, ya que considera que no hubo gritos racistas --en el informe del delegado de la UEFA tras el partido no se recogen-- y que los incidentes los generaron los seguidores galos.

NOTA POLICIAL No lo ve así Gaillard, que fue quien cargó contra la actuación de la policía con los seguidores franceses. Los sindicatos policiales hicieran ayer una nota rechazando esas acusaciones: "Haría bien en rectificar. La actuación de los agentes fue en todo momento correcta y proporcionada y estuvo ajustada a la respuesta necesaria ante el violento comportamiento de los aficionados". También se recuerda que cinco policías resultaron heridos y que un seguidor francés está en prisión. El detonante de los enfrentamientos fue la retirada de una pancarta con una calavera que la UEFA considera "injustificada". La policía desmiente esa versión y asegura que fue el delegado de la UEFA quien reclamó esa actuación por su contenido xenófobo.

Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior, respaldó la actuación policial y se comprometió a trabajar con el Atlético: "Voy a mandarle unos vídeos completos a ese señor para que vea lo que pasó en el estadio".