Barcelona y Sevilla debutan esta noche en la presente edición de la Liga de Campeones ante potentes rivales, Olympique de Lyon y Arsenal. Lo hacen en un estado moral distinto: mientras que los azulgranas no han empezado bien la Liga, los andaluces mantienen un ritmo de juego envidiable.

A las primeras de cambio, la angustia ya se ha instalado en el Camp Nou. El partido tiene el riesgo como principal componente, aunque al menos Frank Rijkaard podría recuperar a Leo Messi, ausente por lesión ante Osasuna. Los empates en los dos primeros desplazamientos han reavivado entre la afición el recuerdo negativo de la última Liga perdida.

La noticia ayer en Barcelona también fue la designación del estudio de Norman Foster como el encargado de la reforma del Camp Nou.

Por su parte, el Sevilla se estrenará en la Liga de Campeones y lo hará a lo grande, en el nuevo estadio del Arsenal, el Fly Emirates, y ante uno de los mejores conjuntos ingleses y de la máxima competición continental, algo que no amedrenta a un equipo que se ha ganado el respeto en Europa.