Los Estados Unidos han sellado un buen partido de arranque en los Juegos ante los anfitriones de Pekín 2008 (101-70), rematado con un amplio marcador y sin demasiada historia sobre la cancha, pero también sin ningún síntoma que invite a pensar en un paseo militar de los yanquis hasta el oro olímpico.Kobe Bryant, una máquina de hacer puntos, debe su nombre al hecho de que sus padres le concibieron en la ciudad japonesa del mismo nombre. Su padre Joe Bryant jugó en Europa hace muchos años, concretamente en Italia. El alero de los Lakers es, por tanto, un hombre peculiar dentro del baloncesto estadounidense por algo más que por ser un anotador mortífero.Ha recibido una formación distinta a la de sus compañeros de selección. Es una persona con una educación que le hace sensible a ciertos aspectos de la vida y de la cultura que, para muchos de los internacionales estadounidenses, crecidos en los playgrounds (canchas callejeras) y, en algunos casos, enrolados en la NBA y convertidos en millonarios y famosos recién salidos del instituto, sin haber puesto un pie en una Universidad --como Lebron James--, son inapreciables.Sabe que el mundo es mucho más que unas gruesas cadenas de oro colgadas del cuello, un buen equipo de música en el interior de un potente automóvil y unos llamativos tatuajes. Y sabe que los Estados Unidos no deberían permitirse un nuevo fiasco internacional al estilo de los cosechados en el Mundial de Indianápolis 2002 --sexta posición--, en Atenas 2004 --tercera plaza-- y en el Mundial de Japón 2006 --medalla de bronce--, resultados que han destruido el mito de la supremacía americana en el baloncesto.Sin 'Dream Team'Lo que ocurrió en Barcelona'92 jamás volverá a repetirse. La selección que conquistó el oro olímpico es el único conjunto de USA Basketball que ha merecido el calificativo de Dream Team. Sus victorias aplastantes y el juego exhibido junto con la calidad y el carisma de sus componentes lo demuestran. Pero todo aquello forma parte de la historia. La realidad actual es mucho más dura para estos poderosos atletas.La federación estadounidense ha trazado un plan a tres años vista para acabar con los reveses en las grandes citas continentales y lo ha puesto en manos de Mike Krzyzewski, conocido como Coach K, que adquirió el compromiso de una veintena de hombres, jugador arriba, jugador abajo, de enrolarse en el proyecto si eran convocados. Bryant lo ha hecho y, antes de empezar los Juegos, quiso concienciar a sus compañeros de que no iba a ser fácil recuperar el trono olímpico.Ese motivo le llevó a decir, en broma, pero con una clara intencionalidad, que si los Estados Unidos no ganan el oro se escapará del país y los miembros de la selección no merecerán ser considerados ciudadanos estadounidenses.Quería motivar a un equipo que hoy ha ganado a China con comodidad, que ha dado la sensación de estar motivado y tener la actitud adecuada para luchar por el objetivo propuesto. Pero, también, que no es invencible, que el oro no algo que dependa exclusivamente de él y que los fantasmas más recientes están todavía ululando por las inmediaciones del vestuario.Ficha técnica101 - Estados Unidos (20+29+23+29):Kidd (-), Bryant (13), James (18), Anthony (3), Howard (13) -cinco inicial-, Wade (19), Bosh (9), Paul (3), Williams (9), Prince (-), Boozer (5) y Redd (9).70 - China (16+21+11+22): Liu (6), Zhu (11), Jianlian (9), Sun (8), Ming (13) -cinco inicial-, Wang Zhizhi (8), Chen (2), Wang Lei (-), Shipeng Wang (2), Quinpeng Zhang (5), Li (6) y Du (-).