"La aventura empezó con un viaje muy largo. Hicimos dos escalas, una en Philadelphia y otra en Chicago antes de llegar a Phoenix. Pasamos la primera noche en Phoenix y a la mañana siguiente rumbo a Flagstaff, nuestro lugar de residencia. El jet lag ha sido una de las cosas más difíciles de superar en los primeros días, ya que son 9 horas de diferencia, y esto junto con el cansancio de un viaje de más de 20 horas y el añadido de instalarnos en un lugar a 2100 metros de altitud, hace que la primera semana fuera bastante dura. Y más debido a que mi trabajo consiste en la exigencia física diaria".

Así, de esta forma tan natural, relata a EL PERIODICO EXTREMADURA la atleta casareña Cristina Jordán su experiencia en Estados Unidos, a donde viajó hace algo menos de un mes. Allí estará alrededor de dos para aprender e imbuirse de la cultura estadounidense, y no sólo la deportiva. De momento, dice estar "encantada" y segura de haber acertado "renunciando a algunas cosas para vivir otras".

Flagstaff, cuenta la extremeña, "es un pequeño pueblo de 60.000 habitantes, donde hemos notado un cambio no sólo en el entorno, sino en la actitud de la gente respecto a lo que conocemos", dice. La protagonista es ella, por lo que habla y habla la campeona de Europa sub-23, que se ha ido a EEUU junto a su entrenador y novio, Vicente Ubeda.

"Aquí nos han tratado extremadamente bien en todos los lugares en los que hemos estado, desde aeropuertos, tiendas, restaurantes, en la calle... la gente es muy abierta y amable allá donde vas. Mucha gente se nos ha acercado a preguntarnos de dónde somos, o a entablar una conversación de manera espontánea sin conocernos de nada. Ofrecen ayuda sin pedirla, la gente con la que te cruzas en el súper te saluda, los empleados siempre dan la bienvenida y las gracias con una sonrisa... no sé, es otra actitud, más alegre y optimista en general".

Otra curiosidad, dice la fondista, "es que aquí es todo tal y como se ve en las películas de Hollywood, no se inventan nada. Los coches, las casas, las calles, incluso la gente. Vas por la calle y no paras de encontrarte en todos lados personajes muy muy auténticos, muy americano todo".

"En cuanto a mi entrenamiento, ha habido dos cosas que han supuesto un cambio espectacular. Por un lado las instalaciones deportivas de la Northern Arizona University, son alucinantes. Disponer de eso es el sueño de cualquier atleta. Y por otro el entorno que nos rodea, lleno de infinitos caminos entre los bosques, montañas nevadas de fondo, ideal para cualquier fondista como yo", dice con pasión.

"Además, nos hemos integrado muy bien con el equipo canadiense que también está aquí de concentración. Nos ayudan, nos aconsejan, aprendemos, y nos reímos mucho... cuando entendemos su inglés, claro. Son un grupo muy majo, gente joven, alegre y sana".

La deportista extremeña habla con cierta gracia de su principal problema . "Uno de los grandes hándicaps es el idioma, no pierdo ni un ápice de mi acento extremeño, ¡ni hablando inglés! Me cuesta mucho entenderlos cuando hablan rápido, pero además con mi acento les cuesta a ellos también entenderme, aunque con los días voy mejorando".

Rutina

En cuanto al estilo de vida, asegura, "llevo una rutina muy parecida a la de España, ya que me organizo el día para entrenar y estudiar como allí, nada más. Lo único que hemos hecho es la excursión al Gran Cañón del Colorado el día de descanso, y algunas cenas con los compañeros canadienses".

"No sé si esto me ayudará o no en mi rendimiento este verano, pero de lo que sí estoy segura es de que tener una experiencia de este tipo me ayudará en mi vida". Cristina Jordán, toda una experiencia.