Con apenas 10 años ya acompañaba a su padre, Aurelio Gutiérrez Luengo, presidente del Club Deportivo Coria entre 1983 y 1991, a ver todos los entrenamientos y partidos del equipo celeste, tanto en el campo de fútbol de La Isla como fuera con los largos desplazamientos en autobús que, en ocasiones, esto exigía. Su vida siempre ha estado muy ligada a la entidad cauriense. En la actualidad, y durante siete temporadas seguidas, sigue los mismos pasos que su padre al frente de la presidencia del Club.

Aurelio Gutiérrez Rodríguez, para muchos Lely, vive uno de los momentos más dulces desde que ocupa la misma responsabilidad que ostentó su padre hace casi tres décadas. «Recuerdo disfrutar junto a mi padre los dos ascensos del Coria, uno en 1987 cuando se subió de Regional Preferente a la Tercera División, y tras volver a descender, se volvió a subir en 1990».

Ahora, reconoce que la situación es muy diferente y que «todo ha cambiado mucho, como la noche y el día», tanto en las instalaciones del campo -en aquellos años de tierra y sin gradas- como en lo deportivo. De hecho, ahora el Coria es uno de los equipos más consolidados del grupo XIV de la Tercera División y que incluso, según Lely, «es un equipo que está apto para poder ser campeón de la liga». «No me gusta decir estas cosas, pero después de haber jugado con todos los equipos, creo que no hay ninguno que sea superior a nosotros, es más, creo que vamos a ser campeones», asegura. Aunque, ante posibles imprevistos, apunta que si no se consiguiera el título, cree que una posición digna sería quedar entre los cuatro primeros clasificados.

«Vamos a intentar jugar la promoción a Segunda B y darnos una fiesta para los jugadores, para la afición y para la directiva», añade el dirigente.

Fútbol de calidad

Sobre el juego del equipo, lo describe como un fútbol «de mucho toque y mucha calidad», aunque apunta que el mal estado que presenta actualmente el césped del campo «es nuestro mayor enemigo ya que nos impide desarrollar el bueno juego».

Aún así, en estos años destaca la gran evolución que ha tenido el equipo: «Hemos ido subiendo peldaños, y en dos ocasiones hemos rozado la promoción siendo quintos». Sobre el entrenador, Miguel Rubio, lo describe como «un profesional como la copa de un pino» y confiesa que cuando escucha pitidos de los aficionados hacia el míster, «me sienta muy mal».

No obstante, ante tanto optimismo, es partidario de poner cautela, más aún tras sufrir la pasada temporada la inesperada derrota en casa ante el Azuaga, acabando este equipo con el sueño del Coria de jugar los play off por primera vez en su historia. «Me duele cada vez que lo pienso, fue un día horroroso, el destino fue muy duro, esa tarde el fútbol fue muy cruel y creo que este año el destino nos lo va a devolver siendo campeones», comenta esperanzado.