Hace dos años, tras el fiasco ante el Beasain que eliminaba al Cacereño y en plena depresión del club y su entorno, fue uno de los que peleó por reflotar el proyecto, y no solamente con su renovación ante la ‘desbandada’ general de un proyecto que nació bajo el signo de la modestia. En el decano del fútbol extremeño, Elías Molina Prados (Herencia, Ciudad Real, 16 de febrero de 1982) ha sido algo más que un jugador.

El capitán, el hombre que dijo el año pasado: «o sigo en el CPC o lo dejo, pero no voy a ir a sitio alguno que no sea aquí», ha terminado por colgar las botas. A sus 37 años le ha llegado el momento de la retirada, pero seguirá en el club, ligado al cuerpo técnico como osteópata y quiromasajista, profesión que ha compaginado últimamente con el fútbol. No se va de los terrenos de juego un cualquiera: se marcha alguien con galones, pero también guiado por los principios del compromiso y la humildad por encima de todo.

«‘Tú ya no te vas, ya eres cacereño’. Esta frase me la dijo no hace mucho mi amigo en el gimnasio mientras hablábamos de todo menos de fútbol», escribió Molina en el suplemento que publicó este diario con motivo del centenario de la entidad. Y tanto.

Dos puestos

Cuatro temporadas en el Cacereño, una de ellas en Segunda B y en dos etapas distintas (las últimas tres campañas en Tercera División), han jalonado una trayectoria notable de un jugador que ha alternado la defensa con el centro del campo, en función de las necesidades. La próxima semana habrá una rueda de prensa para despedir al jugador y dar la bienvenida al flamante integrante del cuerpo técnico.

Mientras tanto, en el Cacereño de Julio Cobos se sigue trabajando para cerrar la plantilla. Restan, en principio, dos puestos por cubrir, en ambos casos con futbolistas de vocación ofensiva, ya que portería, defensa y centro del campo ya están cubiertos. Uno de ellos sería un ‘9’ puro y el otro también un delantero, aunque éste más de banda. Hay la posibilidad de que llegue un jugador de un equipo filial de Primera División.