«Ganas», «ilusión», «confianza». Esas fueron las primeras palabras de Eloy Jiménez en su presentación como nuevo entrenador del Mérida, cargo que empezó a ejercer el lunes, cuando se hizo con las riendas de la plantilla. Pasados los agradecimientos «al club por apostar por mí», pasó a lo serio, a lo que debe definirle como entrenador y acabar encumbrándolo, o no, en el olimpo romano: «Ahora es momento de hacer un fútbol práctico y, a partir de ahí, crecer. Los jugadores irán cogiendo confianza conforme vayan llegando los buenos resultados». Esa es la clave, los buenos números, imprescindibles para un Mérida en puestos de descenso, con solo siete puntos de los 24 que se han puesto en juego.

En realidad, Eloy Jiménez cree «mucho en el buen juego, en el trato de balón, en asumir riesgos, pero eso llegará en su momento». Incluso llegó a afirmar que «la gente se lo va a pasar bien con el equipo». Habla en futuro, ahora es momento de otra cosa, «ahora hay que tener los pies en el suelo y saber en la situación en la que estamos, pues si llegamos a empatar el domingo ahora éramos colistas».

Pero no fue así y el gol de José Ramón valía mucho más que tres puntos. Fue una inyección de moral de un valor incalculabe. Prudente, el nuevo técnico romano insiste, «primero hay que salir de ahí para luego mirar hacia arriba. La temporada es muy larga y puede dar muchas vueltas, pero no podemos dar cuatro pasos de golpe, lo importante es el próximo partido, el próximo entrenamiento».

Del duelo del pasado domingo ante el Jaén, que siguió desde el palco, destaca su dificultad «por las circunstancias que lo rodeaban y los jugadores se sacrificaron para sacarlo adelante». Con respecto al de la próxima jornada ante el Sanluqueño (domingo, 18.30 horas), apunta: «Vamos a un campo pequeño, donde sabemos que aprietan mucho; habrá mucha disputa y mucha intensidad, y lo que quiero es que el jugador coja confianza».

Eloy Jiménez ya estuvo en las quinielas del Mérida el pasado verano, «pero no pudo ser». Pero después de la reunión del pasado jueves, afirma, «lo tenía muy claro. Vengo a un lugar de categoría que ha vivido Primera y Segunda, hay afición, hay muy buena plantilla, la conozco y me ilusionó desde el principio».

Ahora toca trabajar y no habrá excusas, ni tan siquiera la de los campos de entrenamiento. «Seré claro cuando juguemos bien y cuando juguemos mal». H