Cachorro blanco, formado en las categorías inferiores del club rabúo y que la temporada pasada fue una de las revelaciones del Calamonte. Eloy Fernández (1998) regresa al Municipal de calamonteño, pero con la camiseta del Montijo. Este jovencísimo defensa fue uno de los fichajes del club 'rojillo' y afrontará este domingo (12.00 horas) uno de los partidos más especiales para él.

«Llegué al Montijo gracias a Emilio Blanco, que desde la temporada pasada ya estaba interesado en mí y este año me ofreció un nuevo proyecto con un gran objetivo. La verdad que no estaba muy seguro qué hacer debido a la situación covid, pero finalmente me atreví a probar cosas nuevas y estar en un equipo distinto. Estoy muy contento», confiesa.

Sin duda, se trata de una etapa de crecimiento y formación constante para el futbolista, que comparte vestuario con jugadores que ya tienen varias fases de ascenso en sus botas. «Sabía desde el principio que este año me iba a servir para aprender y seguir aprendiendo, y más teniendo a Juan Marrero de entrenador o a compañeros con tanta experiencia como Javi Chino».

Y es que tener a Marrero como director de orquesta no permite un segundo de relajación. «Con él la intensidad no se negocia, ya lo conocéis. Trabajamos muy duro cada semana, a mí al principio me costó bastante porque en el confinamiento no toqué balón ni nada y me costó estar al nivel de algunos compañeros. Poco a poco he ido cogiendo físico y ayudando al equipo en lo que pueda».

Son líderes de su subgrupo y, hasta la fecha, se muestran intratables. «Llevamos cinco victorias seguidas y sin encajar gol, que es un dato muy importante porque refleja el gran trabajo que hace todo el equipo. Nos tomamos cada encuentro como si fuese una final, para intentar sumar siempre los tres puntos hasta que termine la temporada», explica.

Una final especial

Sin un ápice de relajación. «Afronto el partido como una final más, aunque está claro que es un partido especial para mí. Calamonte ha sido y será mi casa toda la vida, porque desde que salí de juveniles confiaron en mí y estaré siempre agradecido a todos los que forman el club. Espero que sea un partido bonito, tengo muchos amigos allí... pero que nos traigamos los tres puntos para Montijo».

Un jugador polivalente y que a pesar de su juventud tiene gran madurez. Una madurez forjada a base de sinsabores que le ha brindado el fútbol. «En juveniles jugué de central y cuando llegué al primer equipo me pusieron de lateral. Fue un año duro, porque en categorías inferiores jugaba todos los partidos y aceptar el nuevo rol fue duro». La solución: un cambio de aires.

«No jugar, no ser importante, no tener minutos... todo eso te acaba cansando, no sabes si seguir, si dejarlo, si irte a otro equipo y tomé la decisión de fichar por el San Serván [Primera Extremeña]. Me ayudó bastante, ya que volví al Calamonte siendo un jugador distinto, con más experiencia y pude ayudar al club de mi pueblo», reconoce. Ahora vuelve como integrante del Montijo. Y sabe que en Municipal le espera un partido muy difícil.