"Cuando nos dijeron qué tenía, le dije al médico: 'usted está confundido'. Saquen el expediente de mi hijo, que éste es de otra persona. Que no, que no, que no es él. Cuando comprobamos finalmente que era él, me quedé bloqueada. A partir de ahí, tienes que ser actriz y sacar fuerzas de donde sea". Conchi Gragera, la madre de Juan Diego Domínguez, cuenta de esta manera tan cruda la sensación que tuvo cuando a su hijo le diagnosticaron el cáncer. Ocurrió hace justamente un año. Terribles momentos felizmente superados.

Pero fue duro. Y jugaron el papel que les tocaba. Tanto ella como Juan José Domínguez, el padre, hicieron de eso, de "actores" para representar un papel estelar. Tenían que luchar, se convencieron. La actitud de Juan Diego, tan vitalista, les motivó, claro. Su hijo les estaba dando una lección de vida de primera magnitud. "Cuando te pasan estas cosas también aprendes a valorar lo que realmente vale y que no se puede comprar", abunda la progenitora mientras habla del caso del deportista extremeño.

"Afortunadamente, todo ha salido bien", expresa Conchi. El padre también ve como clave el comportamiento del joven montijano, incidiendo en la teoría del constipado tantas veces repetida por el protagonista involuntario de esta historia, un mensaje sin duda definitivo y definitorio. "El deporte ha sido muy importante para superar la enfermedad", coinciden todos en señalar.

Tanto como que, el pasado año por estas fechas, Juan Diego fue a competir a Aranjuez, con el recelo de la madre, al campeonato de España. "Si quieres, te llevo", le dijo el padre, no sin consultar antes a los médicos. "Estuvo muy feliz". Dio igual que hiciera tres nulos. "Compitió, y lo hizo todo por Extremadura".

Ha pasado un año desde el inicio de ese calvario. Está pletórico. Anoche completaba su entrenamiento con Antonio Fuentes como un día normal. Sus compañeros del IES Extremadura saben lo que ha pasado y aplauden el valor de lo que ha podido hacer a base de tesón y de autoconfianza.

El 24 de enero le dieron el alta. Doce sesiones de quimioterapia, un par de revisiones y todo perfecto. Consiguió la mínima para el nacional y en Castellón estará él, con los chicos del Almaraz, para competir. Se lo ha ganado. Tiene la mínima. Desde hace seis años está a un nivel importante, que le ha hecho ser campeón regional. Hace un par de semanas, fue tercero absoluto en Cáceres. Así de diáfano es: "sabía que me iba a recuperar, siempre he sido optimista". Y ahora lo cuenta como ejemplo a seguir.