Lo curioso del caso es que, como a Manel Estiarte, no le gustaba nadar. Decía que era muy cansado. Pero desde que a los 11 años se echó a la piscina con una pelota que le pasó su primo Tito, jugador del Canoe de Madrid, comenzó un idilio con el balón que no finalizó hasta que ayer, en una maldita madrugada en el balneario Blancafort de La Garriga, decidió escribir su final. Durante más de 20 años convirtió la portería en su guarida y el balón, en su querida.

Los besos a la pelota amarilla antes de cada partido, después de cada una de sus antológicas paradas, seguidos de una alusión al cielo, con el dedo índice señalándolo, se convirtieron en la seña de identidad del portero que marcó una era en la época precisamente dorada de la selección española. "Yo he seguido el waterpolo desde el año 1968 y puedo decir que ha sido de los dos o tres mejores porteros de la historia", asegura el exseleccionador Joan Jané, que le dirigió en tres de los cinco Juegos Olímpicos en los que brilló San Jesús, uno de los motes que más fortuna hizo entre sus compañeros.

Alegre

Los elogios, unánimes, de todos quienes le conocieron y acompañaron, contrastan con el triste final de un enamorado del balón que, cuando se encontró sin él, encontró a faltar el calor que le proporcionaba. Porque Jesús Rollán, el loco de Aravaca --todos los porteros lo son, dicen, pero es que, además, en su barrio madrileño no había ni piscina--, era precisamente el paradigma de la alegría. "Más que un líder, era el alma del grupo", dice Pere Robert, responsable de waterpolo de la federación española. "Siempre estaba de buen rollo, era chistoso, le gustaban las bromas y los rivales en la piscina no eran enemigos, sino amigos", añade Robert, que se preguntaba ayer: "¿Cómo puede haber acabado así?".

Porque tenía miedo. Lo ha desvelado desde Madrid el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco: "Tengo muy grabada en mi mente la entrevista que mantuvimos. Era un chico grande que estaba asustado y que pidió ayuda que, por supuesto, le facilitamos". No fue suficiente.