"Está en juego unas semifinales de Roland Garros", dijo Toni Nadal, entrenador de Rafael Nadal, ante la envergadura que supone el enfrentamiento de cuartos de final de hoy, en París, entre dos campeones de este torneo, su sobrino y Carlos Moyá, amigos entrañables, pero dispuestos a salir con el cuchillo entre los dientes por la victoria. Nadal lidera los enfrentamientos por 3-2, con el reflejo del último triunfo en Roma en 2006, pero el de este mediodía va a ser un duelo especial, con tintes psicológicos, emocionales y afectivos entre un joven de 21 años, Rafa, dispuesto a comerse el mundo, y un maduro de 30 que quiere probar que aún tiene cuerda para aguantar el empuje juvenil. Los dos son de Mallorca, y ambos quieren hacer saber que su enclave geográfico no solo tiene la imagen de "sexo, arena y sangría", como ayer expresaba el periódico británico Daily Telegraph. Hay más detrás.