CACERES DESTINO TURISTICO: Juan Pedro Cazorla (3), Damon Johnson (10), Derel Washington (10), Mike Higgins (4), Bryan Sallier (7) --cinco inicial-- Juanmi Morales (2), Javi Pérez Iniesta (10), Oscar Rodríguez (1) y Pedro Rivero (5).

GRANADA: Nacho Ordín (5), Dani Romero (0), Veljko Mrsic (5), Doblas (2), McGhee (18) --cinco inicial-- Liñán (5), Rueda (8), Jesús Fernández (8), David Mesa (7) y Pecile (9).

MARCADOR POR CUARTOS: 13-11, 22-32 (descanso), 35-47 y 52-67 (final).

ARBITROS: Estévez y Domínguez. Muy protestados en el primer tiempo. Sin eliminados.

INCIDENCIAS: Novena jornada de Liga LEB.

Si no fuera porque los jugadores del Cáceres han acreditado su profesionalidad durante las ocho jornadas que acumulan sin cobrar un euro, se diría que el de ayer fue un despropósito a propósito. Pero no puede ser, es imposible.

Los verdinegros de este año parecen tipos humildes, profesionales e íntegros, salvo engaño mayúsculo. Pero la pifiaron de escándalo, con nocturnidad --sin alevosía-- y hasta con escarnio. Fue deprimente ver fallar a baloncestistas de cierto fuste canastas sólo erradas por benjamines, observar una impotencia descomunal en el ataque y defender decente pero insuficientemente para doblegar a un Granada que, cierto es, tuvo parte de culpa del desaguisado final para los cacereños.

Fue un choque malo, muy malo, en el que al conjunto andaluz le bastó una defensa muy buena y un acierto puntual en los momentos determinantes para llevarse con comodidad el triunfo e igualar en la tabla clasificatoria a los extremeños. El Cáceres sólo le duró el primer cuarto, en el que hubo alternancia en el marcador y emoción en la grada, que asistiría después, desvaída y desmotivada, al arreón granadino que rompió el partido.

MAL DESARROLLO

Las buenas noticias de la vuelta de Sallier y el agrupamiento de la plantilla entera auguraban una noche de buen basket, pero fue imposible, dada la diferencia entre ambos. Sallier está muy lejos de su forma --de la mejor, a una distancia sideral-- y no bastaron, como en otros choques, el empeño de la pareja Johnson-Washington, ya que ni siquiera estos son infalibles, ni el estajanovista trabajo de Oscar Rodríguez ni, sobre todo, Mike Higgins, un jugador que se parte el pecho siempre. Los bases, obstusos, tampoco pusieron de su parte.

Del 17-11 del minuto 12 se pasó a un 24-40 en diez minutos en medio de un festival errático de los de Ñete Bohigas. El Granada, con dos extranjeros a plenitud, especialmente McGhee, un base determinante como Pecile y una defensa imponente, provocó el desquiciamiento local. Ello y un decente juego exterior sonrojaron al Cáceres, ante el festín de los visitante, que controlaron sin despeinarse. Los verdinegros estuvieron planos en ataque incluso cuando el pistón granadino bajó.

Los nueve puntos consecutivos de Javi Pérez Iniesta --el último jugador en la rotación-- fueron pura anécdota para un duelo tonto, que todo aficionado verdinegro que se precie tratará de olvidar cuanto antes, como cuanto antes hay que pagar a los jugadores... por si acaso falla la teoría.