Los números no engañan y el Extremadura, paradójicamente, está cavando su tumba en el Francisco de la Hera. Quién lo diría con la afición que tiene para presumir. Una grada que se agarra a cualquier halo de esperanza y que siempre responde a la llamada de emergencia del club en apuros. Pero ni por esas. Ayer, una vez más, la afición del Extremadura salió tremendamente enfadada con su equipo. Por el resultado y, sobre todo, por la imagen. El encuentro deja muy tocado al conjunto azulgrana porque derrumba de un plumazo la confianza que se había generado en el último mes. Sólo cuatro victorias en 16 partidos en el Francisco de la Hera. El peor local del campeonato. Lo dicho, los números no engañan.

«Hemos sido peores y hemos perdido claramente. Nos han ganado en nuestros registros, dónde justamente tenemos que ser mejores», confesaba Manuel Mosquera tras el encuentro. El técnico gallego, el más optimista de los que están dentro del vestuario, no escondió el mal encuentro de su equipo y criticó la mala interpretación del juego directo que sus jugadores hicieron durante todo el envite. «Hemos estado desconectados y sin continuidad. Veníamos siendo dominadores de los partidos y no lo hemos sido. Hemos hecho un partido malo».

Manuel, sin embargo, cree que ésta no es la situación más crítica a la que se ha enfrentado: «rotundamente, no. Es un día para volver a impulsarse. Aquí no se rinde nadie», sentenció. Fue un partido triste para dos hombres que tenían motivos para haber completado una semana feliz. Por un lado, Ale Díez, que volvió a ser capitán en su partido 100 como azulgrana. «Me hubiera gustado que hubiera salido redonde, pero ahora solo hay que pensar en ganar en Elche. No creo que tengamos que pensar en que no hay margen de error».

Casto Espinosa celebraba también renovación, pero fue contundente al afirmar que «ahora mismo eso es secundario. Lo único que me importa es que el Extremadura se salve en Segunda División. Y si tiene que bajar, yo estaré aquí con el Extremadura siempre que el club, por supuesto, me quiera».

Fue un partido triste para toda la grada y, muy en concreto, para los chicos de un colegio del Valle de la Serena que por primera vez visitaban el Francisco de la Hera acompañando a la peña ‘Reyes de la Serena’. Casi un centenar de la comarca de La Serena que pudieron participar de la fiesta en la grada, pero no saborear lo que pasó en el verde.

Ahora, lo único que se salva en el Extremadura, es su grada. Sin duda.