El Cacereño se ha dado un respiro ganando al Villanovense, pero la desventaja respecto al líder es aún de 7 puntos. Mucho para un aspirante a lo máximo. Nada porque aún queda un mundo por delante. Lo peor es que las dudas que asediaban al equipo aún persisten. Eso sí, amortiguadas por un triunfo.

«Esta victoria debe ser un punto de inflexión», dijo el domingo Julio Cobos. Esa misma frase ya la había usado antes, tras la victoria en Llerena. Y no hubo reacción. El Cacereño necesita ahora continuidad para creer en sí mismo. Solo hay un camino para conseguir eso: seguir sumando de tres en tres. Por eso lo del domingo ante el Olivenza en el Príncipe Felipe (donde aún no ha ganado), será un nuevo examen. Y solo vale aprobar.

No quiso poner ‘peros’ a la victoria Cobos, pero reconoció errores («todos los equipos los comente»). Mejoró el acierto, la puntería, la suerte, tres factores clave imprescindibles, pero a los que no se puede confiar todo. Por eso la máxima sigue siendo «humildad, trabajo, ilusión», como escribió Carlos Andújar, el único jugador del CPC que ha jugado todos los minutos de liga: 540.

Borrón y cuenta nueva hacen en un Villanovense dolido por la actuación arbitral («ha condicionado de manera excesiva el partido», dijo el técnico, Pepe Masegosa). Ahora se centran en su próximo objetivo, una visita a Navalmoral de la Mata en la que se pondrá en juego el liderato del grupo. Tendrá que afrontar ese importante duelo sin Bonaque y José Ángel, los dos futbolistas expulsado el domingo, algo de lo que se lamentó el preparador, que cree que nada ha cambiado para su equipo.