Real Madrid: Iker Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Heinze, Marcelo; Gago, Guti, Sneijder (Drenthe, m.86); Robben, Robinho (Robben, m.73) y Raúl (Higuaín, m.73).

Athletic: Armando; Iraola, Gurpegui, Amorebieta, Koikili; Susaeta (Murillo, m.79), Javi Martínez, Garmendia, Gabilondo (Aduriz, m.77); Etxeberria (David López, m.64) y Llorente.

Goles: 1-0, m.13: Saviola. 2-0, m.74: Robben. 3-0, m.76: Higuaín.

Arbitro: Fernández Borbalán (colegio andaluz). Mostró cartulinas amarillas a Sergio Ramos (32) y Heinze (37) por el Real Madrid, y a Garmendia (38) y Javi Martínez (54) por el Athletic.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 34 jornada de Liga, disputado en el estadio Santiago Bernabéu, lleno, con la presencia de 79.500 espectadores.

El estadio Santiago Bernabéu disfrutó sintiendo al Real Madrid campeón, pese a que el triunfo del Villarreal aplazó los festejos, pero no el ensayo del alirón con un partido vistoso, de buen fútbol, en el que Javier Saviola demostró las razones por las que viste de blanco.

La Cibeles tendrá que esperar pero el Bernabéu comenzó a disfrutar de una fiesta anticipada. Degusta el juego de un equipo crecido, que se siente campeón y sin ataduras ni presión, por la amplia distancia con sus perseguidores, desata su mejor fútbol.

Poco importaba que el triunfo del Villarreal impidiese el alirón. Las paradas de Diego López, portero formado en el Madrid, ante el Betis prolongaban la lucha por el título y el equipo blanco lejos de relajarse, conocedor del resultado, saltó al césped con el triunfo en la mente ante un Athletic que confirmó su crecimiento.

Saviola se colaba en el equipo titular del Real Madrid y demostraba que Bernd Schuster ha sido injusto con él. Desaparecido en el mapa desde su lesión en la eliminación copera, ha esperado su oportunidad con paciencia. Es su forma de ser. Hay quienes le acusan de conformista, pero hoy demostró que merece más.

Arrancó el duelo con un ritmo endiablado. La presión del Real Madrid y la velocidad que imprimió a su fútbol desde el pitido inicial, hacían augurar una buena noche de fútbol. Los equipos se contagiaron del ambiente.

Robinho y Sneijder fueron los primeros en probar a Armando, mientras Saviola, en su primera incursión pedía mano por un centro que de forma involuntaria rechazaba en la zaga bilbaína.

GURPEGUI. Dos años después regresaba Gurpegui. Cumplida su sanción por dopaje, lideraba una defensa que comenzó dura y con orden. Fuertes en el juego aéreo, soportaron el ritmo blanco.

Avisó Garmendia a Casillas de que si tendría trabajo, con un disparo lejano que detuvo en dos tiempos. Pero en el mismo minuto, en el 13, Saviola comenzó a saborear su gran noche. Un disparo ajustado de Raúl lo rechazó Armando en una buena intervención, que tiró por tierra en el posterior chut de Robinho. El balón muerto lo aprovechó el más listo y Saviola lo celebró a lo grande, tras meses de sufrimiento.

Con el objetivo cumplido en su temporada, el Athletic no se achicó y buscó el empate. Pese a medirse a una de las mejores imágenes del Real Madrid de la temporada, hizo sacar a Casillas sus mejores paradas del repertorio. Voló a un cabezazo a la escuadra de Exteberría y respondió con reflejos a un potente disparo de Garmendia desde la frontal.

Saviola seguía con su reivindicación. Eléctrico, rematador y eligiendo siempre bien en los últimos metros, su imagen iba a la par de la del equipo. Todo lo contrario que Robinho, que parece desenchufado desde su lesión.

El partido iba de área a área y, en una de esas, Llorente encontró premio a su esfuerzo. Heinze cometió un error infantil, metiendo el cuerpo en el momento del remate, cuando había perdido la posición, y el árbitro no dudó en señalar el punto de penalti. Y Casillas puso en pie al Bernabéu. Salvó el lanzamiento potente, pero sin colocación, de Garmendia.

Sin embargo, fue Gurpegui quien tuvo el empate en sus botas. El único despiste de la zaga blanca, le dejó sólo tras un rechace y, en el área chica, chutó alto.

El partido estaba madurado, trabajado por el Real Madrid que debía cerrarlo. Para ello Schuster introdujo a Robben e Higuaín que respondieron con rapidez. Pase del argentino y remate a placer del holandés en el 2-0.

La confianza del buen pase hizo olvidar su miedo en la definición a Higuaín, que en la siguiente jugada, aguantó a que se venciese a un lado Armando para chutar al otro con potencia y desatar la fiesta en el Bernabéu.