No hay día en que su nombre no haya aparecido vinculado a la selección. Y no es de ahora. Es un viejo candidato al puesto más deseado por cualquier entrenador, al margen, claro de Madrid, Barça o Atlético, los tres grandes clubs de la Liga. Caparrós encarna el modelo más alejado de la idea que ha defendido España desde que Luis pilotó la revolución. A los equipos de Caparrós, que no entrena desde enero del 2015, se les reconoce siempre por un toque febril, veloz, apasionadamente belicoso, convirtiendo cada pelota en una cuestión de vida o muerte. Como él mismo recalca en su web oficial, "detrás de cada punto, victoria o logro está la entrega, el análisis, el talento y una fuerte mentalidad colectiva".

Moralo, Recreativo, Villarreal, cinco años en el Sevilla, Deportivo, Athletic, Neuchatel Xamax (Suiza), Mallorca y Granada reflejan el tono aventurero que ha tenido el técnico de Utrera, capaz de fusionar diferentes culturas. Siempre bajo algo innegociable: sudor y entrega.