No tengo más remedio que escribirle estas líneas tras haberse producido su segundo ataque público a este cronista. En la primera ocasión, hace un par de meses, cuando me acusó de ser capcioso a viva voz, opté por no responderle desde este diario, pero tras lo ocurrido en la rueda de prensa del pasado sábado, cuando tuvo el honor de dedicarme 15 minutos de su disertación y, entre otras muchas cosas, me acusó de amarillista, no me queda otra opción de aclararle algunos conceptos.

Primero le ofrezco la opción de darle un dossier de todas y cada una de las crónicas del Plasencia para que tenga a bien de demostrarme ese amarillismo que dice que hago. Me lo puede subrayar con ese mismo color y luego lo comentamos. En la previa del partido yo escribí que Plasencia se enfrentaba al 16º clasificado y que tenía una racha de 10 derrotas en los últimos 11 partidos ¿Es eso lo que usted llama amarillismo, o es pura realidad? Me acusó de echarle el público encima y que le silban por esa previa y le recordé que le silbaron cuando a su equipo le endosaron un 0-13, y eso creo sinceramente que no es culpa mía.

La rueda de prensa estuvo condicionada por la presencia de directivos, entre ellos y por bastantes minutos, el propio presidente, y la utilizó no para aclarar a la afición los aspectos del triunfo, sino haciéndose fuerte tras ganar, aprovecharla para justificarse ante sus patronos, ya que en ninguna de las conversaciones y entrevistas a solas usted y yo, nunca ha tenido el más mínimo desplante, sino todo lo contrario, se ha mostrado educado y solícito, por lo que entienda mi sorpresa.

Llegó a la sala de prensa, después de aceptarme mi mano felicitándole por ganar, y minutos más tarde hipócritamente acusarme de no querer al club. Lanzó usted la pregunta ¿Aquí solo vale ganar-?, entendiendo que quiso decir que no se le valora su trabajo diario, pero minutos después, de manera muy poco elegante, se compara con Iván Deniz, apelando a las jornadas que usted ha tardado en conseguir 15 victorias y lo que tardó él, que por cierto ha metido a su equipo Soles de Mexicali en la Final de las Américas (equiparable a la Euroliga). Me acusa de no vender ilusión, y fue usted quién nos la quitó a todos con la Copa, reconociendo que ni sabía cuándo se jugaba.

¿Se ha preguntado porqué a pesar de la magnífica campaña que está haciendo la Bombonera está cada vez más vacía?. Usted ha sido el primer entrenador de este equipo que ha cerrado las puertas a los entrenamientos y nos mintió con el asunto de Zoller, aunque le agradezco que más tarde me mandara un mensaje a mi móvil cuando Martín no viajó a Almería.

Vendió usted su placentinismo, cuando lleva aquí ocho meses con pago mensual, acusándome de no serlo y se lo dice a este cronista de 40 años, nacido aquí, criado aquí y con dos hijos placentinos, que lleva más de 15 años escribiendo de los equipos de aquí. ¿Será usted placentino si le llega una oferta que triplique sus emolumentos?. Usted se irá, pero nosotros seguiremos.

Usted no se ha integrado, me ha reconocido que no va a sitio alguno que no sea la sede o el pabellón. Ñete, Dani o Iván sí lo hicieron, iban al fútbol; Iván fue incluso con jugadores, conocieron sus rincones y sus gentes. Es el primer técnico que no ha valorado públicamente el trabajo de Quiquete, o de Felipe. Usted no lo hace todo. O sí. Y lo más triste es que pida a compañeros de los medios que no hagan corporativismo conmigo a cambio de reuniones personales. Esto no son parvulitos, es una Liga profesional para lo bueno y lo malo y que faltaría más que sólo escribiera lo que usted me dicte.

Curiosamente ve fantasmas en una temporada fantástica, donde un equipo fichado por gente de aquí, con un presupuesto pequeño, currado con mucho esfuerzo por gente de aquí, y que le han brindado una magnífica oportunidad a usted, se empeñe en perder el tiempo en dar tanta importancia a alguien tan insignificante como yo, en vez de disfrutar.

El protagonismo lo han de tener el equipo y usted, no los medios de comunicación. Deje de estar a la defensiva y trate de ser feliz. Sepa que usted no está perenne en mis pensamientos. Le he dicho muchas veces en privado-¡Qué tenga mucha suerte, porque si usted la tiene, la tendrá mi equipo!. Atentamente. Un humilde cronista.