"¿Te ha llamado el Real Madrid?", le preguntaron a Gerardo 'Tata' Martino hace un mes. Acababa de lograr el campeonato con el Newell's Old Boys de Rosario, un equipo que encontró al borde del descenso y que se convirtió en el gran animador del alicaído fútbol argentino. "Con cosas como estas, tengo derecho a pensar que los periodistas mienten. Nadie se comunicó conmigo. Si hay intenciones, no sé. No está en mí ubicarme en semejante lugar", le dijo entonces Martino al diario 'Clarín' sobre un posible destino en España.

Lo que a fines de junio parecía descabellado terminó siendo en parte verdad: en lugar de Madrid, apareció Barcelona. Martino llega al club de Messi para demostrar que la convocatoria no carece de asidero. "Es uno de los mejores técnicos que tuve en mi carrera", lo definió el defensor Gabriel Heinze. "Hay que reconocer que este año de Newell's fue espectacular", agregó sobre un club que pasó de la zozobra a la euforia. No solo ganó el torneo local sino que llegó a la semifinal de la Copa Libertadores de América. Martino tuvo mucho que ver con este cambio que, hasta hace muy poco, parecía imposible.

Consagrado en Paraguay

Nacido en la ciudad de Rosario en 1962, el 'Tata' fue un volante exquisito. Debutó en 1980, a los 17 años, y obtuvo tres campeonatos. "Tenía mucha técnica, pero era vago, no corría. Hasta 1987, fui número cinco, después (José) Yudica me puso de enganche, siempre con volantes sacrificados a los costados", se definió años atrás. Fue jugador del seleccionado nacional duranye la era Maradona, pero nunca logró la continuidad necesaria. En 1998, inició su carrera como director técnico. El fútbol paraguayo le dio la oportunidad de alcanzar reconocimiento como entrenador: consagró a Cerro Porteño y Libertad en numerosas oportunidades. Asumió la conducción del seleccionado paraguayo en el 2007. Lo clasificó para Sudáfrica 2010 y logró el segundo puesto en la Copa América 2011.

La figura de Martino quedería asociada al Newell's, que dirigió en 1991 un jóven sin pergaminos aparentes: Marcelo Bielsa. De él heredo no solo una manera de mirar el fútbol (la vocación ofensiva, la obsesión por el trabajo semanal) sino, también, un código ético. Hasta incorporó algunos modismos e inflexiones a la hora de hablar de quien ha sido su referente."Cuando te comparan con alguien que te gusta, está todo bien, no te vas a quejar. Quizá hasta terminas trabajando muchos años por eso: hay 19 equipos que quieren a Bielsa y como no lo pueden contratar, llaman al otro. La etiqueta me favorece, ¿para qué me voy a ocupar de desmentir todo?".

Del equipo de Messi

Jorge Solari, padre de Santiago Solari, el ex Real Madrid, fue otro de los entrenadores que dejaron su huella en el 'Tata'.

Con Newell's, equipo del cual es hincha, como los Messi, al borde del precipicio, Martino resolvió que era el momento de poner el hombro y ayudar a que se evitara el infierno tan temido. "Me contesté la pregunta de si Newell's se iba al descenso, adónde quería estar yo. Y como la respuesta fue que quería estar dentro del club, tomé la decisión de aceptar", dijo.

En pocos meses, le cambió la cara al plantel. Después, vinieron las jornada de celebración. "Me siento orgulloso de haber dirigido a este equipo y de haber tenido a un grupo de hombres a mi lado. Tuve el placer de verlos jugar y juntos hemos disfrutado de muy buenos momentos", dijo después de dimitir. Cuando le preguntaron en cuánto había incidido para que Newell's llegara otra vez a la cima, Martino contesto: "He aprendido que no todo tiene una explicación racional. Tal vez yo llegué no contaminado, en una etapa muy buena de mi carrera. Por ahí transmití mi buena vibración. Sentía que los jugadores necesitaban nuevos recursos para la forma elegida. No es fácil que un grupo de jugadores te reconozca rápidamente como alguien confiable. Eso tiene mucho que ver en todo esto".

La tranquilidad de la experiencia

Martino prefiere que otros hablen de él, de su pasión, de sus obsesiones y el trabajo meticuloso en la semana. "Nunca me detuve en preguntarme cómo soy. Funciono como en el día a día. Podría ser técnico de fútbol o podría ser electricista. A lo mejor me distingue la naturalidad". Hoy Martino es un entrenador que, a los 50 años, ya no tiene las urgencias de su debut. "Gané mucho en tranquilidad, en el sentido de poder correr riesgos, a no tenerle miedo a la derrota. El pánico por no perder que tenía al principio de mi carrera ahora no lo tengo en absoluto. Porque es verdad que no hay otra forma de instalarse que no sea desde el resultado". Tratará de llevar esa filosofía nada menos que al Barca.