Desde que han llegado a Pekín se mueven como estrellas del rock. Rodeados de fans, que se arremolinan a su alrededor. Los jugadores de la NBA acabaron mordiendo el polvo en Atenas hace cuatro años. Fueron ninguneados en el Mundial de Japón, hace dos, pero no han perdido nada de su glamur. "Creo que el baloncesto será el deporte más atractivo de estos Juegos", se atrevió a pronosticar ayer Kobe Bryant, el ídolo de Los Angeles Lakers. "La gente quiere saber si Estados Unidos podrá recuperar el oro, si Argentina podrá defender el título, si España logrará el título del Mundial".

Los americanos son estrellas y se están comportando como tal. Especialmente Kobe. No hay nadie que le haga sombra. Ni siquiera Lebron James, el elegido. "Lo de Kobe es de locos", admitió Chris Bosh.

Se han alojado en un hotel de cinco estrellas, aunque hace un par de días se dejaron caer por la villa para saludar al resto de la expedición americana y empaparse del ambiente olímpico. Allí coincidieron con las nadadoras españolas, que fueron a saludarles. "Kobe habló con nosotros en español. Nos deseó mucha suerte y nosotros a él", explicó Erika Villaécija.

Un equipo mejorado

Moviéndose con una sonrisa confiada, los jugadores que dirige Mike Krzyzewski están convencidos de que volverán al trono olímpico que no les pertenece desde Sydney-2000. Por esa razón, el equipo ha sido bautizado como Redem Team, es decir: el equipo de la redención.

"La gente me pregunta y yo bromeo mucho con ello, pero si queremos seguir siendo ciudadanos estadounidenses tenemos que ganar el oro. Seré un italiano y me llamaréis Kobe Giovani. ¿Me entienden no?", dijo bromeando Kobe, para asegurar que si EEUU no logra la medalla tendrá que huir a otro país.

"Solo tienen que esperar para ver en qué hemos mejorado", se mostró desafiante Lebron James, la estrella de los Cleveland Cavaliers, que está convencido de que el equipo americano ha dado un salto adelante respecto a las últimas citas internacionales. "Creo que tenemos jugadores con experiencia que ahora saben lo que significa ser olímpico y formar parte del equipo estadounidense. No creo que hace cuatro años lo supiéramos", explicó James, que también formó parte del equipo que acabó tercero en Atenas. "No creo que entendiéramos lo que significaba representar al equipo en el 2004. Ahora lo sabemos", añadió.

Pero no solo está ese cambio de actitud en los jugadores americanos. Mike D´Antoni, el segundo entrenador de EEUU, explicó lo que les separa del equipo que acabó derrotado en Atenas. "La diferencia está en Kobe y en que aquel equipo la media de edad era de 30 años y en este de veintipocos años. Es un equipo más físico, más intenso, que tiene más claro el concepto de equipo", apuntó el técnico de los Knicks.

"Básicamente tenemos que olvidarnos de las palabras dream team. Aquel fue un equipo increíble. Que está en los libros de historia. Nosotros no intentamos compararnos con aquel equipo, solo intentamos hacerlo lo mejor que podamos", sentenció Bosh.