La transmisión de valores es una de las herramientas más potentes de cambio en nuestra sociedad. Se trata de ir más allá de la mera formación, de la transmisión de conocimientos, para intentar educar.

El deporte y la actividad física tienen un valor muy positivo y eso hay que transmitírselo a jóvenes y a adultos y es lo que he intentado hacer esta pasada semana en la localidad granadina de Motril. Hasta allí me desplacé para disputar el domingo su media maratón pero también, y de paso, para participar en una serie de actividades con centros escolares.

Más de 600 niños y niñas pudieron conocerme, hacerme preguntas y llevarse un autógrafo de recuerdo. Incluso tuve una sesión especial con las clases de 5 años del CP Cardenal Belluga dónde los pequeños me interrogaron: "¿Eres más rápido que una liebre?", me preguntaban desde su más profunda curiosidad.

Probablemente en unos meses no recuerden quien fue ese atleta o deportista que les visitó en el ´cole´, ni mis resultados deportivos, ni que participé ese fin de semana en una carrera popular en su pueblo donde estuvieron animándome, eso son datos, con lo que se quedarán estos niños y niñas son con las sensaciones que les transmitimos profesores y yo mismo. Ese día yo fui su referente, el deportista famoso que les visitó y les dijo que hacer deporte es bueno, es entretenido y debemos seguir practicándolo aunque no seamos los mejores porque lo importante es moverse, hacer ejercicio y pasarlo bien.

No sé si saldrá de esos niños algún futuro campeón pero espero que dentro de 10, 20 o 30 años la mayoría de los que estaban allí sigan haciendo algún tipo de actividad física y lo hagan porque estén convencidos de que es importante y se lo inculquen a sus vecinos, a sus hijos, a sus parejas, a sus amigos.