Los cuatro últimos cuatro partidos disputados en el estadio Romano -las visitas de Melilla, Villanovense y Extremadura en liga y del Coruxo en la ida del play out de permanencia en Segunda B- tienen un denominador común: un error individual supuso goles en contra para el Mérida.

Contra los melillenses, Lázaro regaló el tanto al querer sacar la pelota jugada desde su propia área. Afortunadamente, el equipo extremeño fue capaz de darle la vuelta al marcador. En el derbi frente al Villanovense, el partido desembocaba en un empate sin goles, pero un penalti tan impetuoso como innecesario de Kike Pina suponía la derrota final. Frente al Extremadura, en el segundo derbi consecutivo, ya estaba por delante en el marcador el equipo almendralejense, pero hicieron imposible el sueño de la remontada la autoexpulsión de José Cruz y la absurda pérdida de balón de Golobart que supuso el segundo para los azulgranas. El último caso se vio el pasado domingo frente al Coruxo: a los dos minutos Javi Chino quedó corta una cesión a Felipe Ramos que aprovechó De Vicente para adelantar a los suyos y cuando los emeritenses consiguieron remontar el resultado y poner el partido en situación de incluso conseguir más ventaja, Iván Pérez se dejó robar un balón en línea defensiva que supuso el empate final que beneficia al equipo gallego.

A pesar de estos errores de bulto, no se puede decir que la defensa emeritense sea endeble, ya que, excepto el Extremadura cuando el partido ya estaba roto, en el resto de encuentros prácticamente no concedió opciones peligrosas. Sin ir más lejos, en el último partido el Coruxo no tiró entre los palos más allá de los dos goles que fueron dos manos a mano con el portero.

Al final del encuentro, Javi Chino reconocía que los dos goles encajados habían sido «fallos de juveniles, el primero el mío». A pesar del error, la afición ovacionó al capitán romano en el siguiente balón que tocó, pues normalmente siempre ha sido a él al que le ha tocado animar a sus compañeros y esta vez era el que necesitaba ese apoyo.

La lectura positiva que sacaba Chino del partido era que «a pesar de los dos errores garrafales, el equipo se ha rehecho, seguimos vivos y hay que ir allí a ganar como hicimos en Córdoba». Cabe recordar que al Mérida sólo le vale la victoria o empatar a más de dos goles. En este sentido, el capitán afirma que «es el partido de nuestras vidas».