En la grada se escuchaban gritos de «Keeevin, Keeevin, Keevin» cuando Scatolaro hizo un gesto al futbolista, que llevaba media hora calentando, para que volviera al banquillo y se preparara para saltar al campo. Fue en el minuto 78 del duelo del Cacereño contra el Calamonte cuando Kevin Joel Vicente Levis saltó al terreno de juego y, solo siete minutos después, volvía a marcar. «Desde el día que entré al quirófano soñé que iba a volver con un gol», contó después el hispano-argentino. «Es el día más feliz de mi vida», dijo visiblemente emocionado.

Su gol, el segundo del Cacereño, llevó el delirio a una grada que ansiaba la vuelta del nueve. Todos sus compañeros corrieron a abrazarlo y después Kevin corrió a abrazar a su novia. «Sin ella no hubiera vuelto a jugar al fútbol, han sido 264 días sufriendo a mi lado».

Kevin, que dijo que los 30 minutos calentando fueron «los más largos de mi vida», desveló que su vuelta estaba prevista para dentro de dos semanas, «aunque las sensaciones eran muy buenas y por eso, tras hablar con el míster y mis ‘readaptadores’, tomamos la decisión de formar parte de esta convocatoria». Lo mismo había explicado minutos ante Luis Américo Scatolaro. «La vuelta de Kevin me pone muy feliz», confesó el técnico.

«Seguiré yendo poco a poco, no perderé la cabeza», añadió Kevin, consciente de que aún necesita tiempo para alcanzar «el nivel que espero y deseo; incluso aún me falta para estar al nivel de mis compañeros».

«Me he vuelto a sentir futbolista», siguió contando Kevin, que elogió la ayuda de sus compañeros, «los mejores que podía tener para afrontar una lesión. Me hacían sentir en todo momento uno más, incluso uno especial», dijo el jugador, con una «lista interminable» de agradecimiento y una espinita aún clavada: «Sigo soñando con el gol del ascenso». JAIME J. TORBELLINO