Victoria número 501 como profesional, 33 seguida en tierra desde que cayó en octavos de final de Roland Garros del 2009, sexto Godó, 45º título de su carrera y 31º de un torneo de tierra, superando a Bjorn Borg y Manuel Orantes con 30 y acercándose al récord de 45 en posesión de Guillermo Vilas. Récords y más récords para apuntar en el palmarés de un tenista que solo tiene 24 años. Algo de lo que no le gusta hablar a Nadal.

Cuando el número 1 mundial escucha la palabra récord o alguna comparación con las leyendas vivas del tenis, arquea su ceja izquierda, señal de alerta cuando una pregunta no le gusta. Y ayer, después de ser lanzado a la piscina del RCT Barcelona como campeón y socio del club, lo recalcó de nuevo en la rueda de prensa que ofreció antes de marcharse a Manacor a descansar para preparar el próximo torneo, el Masters 1.000 de Madrid, que comienza el próximo domingo y en el que defiende título.

"No se puede pensar en récords, pensar en esas cosas es entrar en una espiral que no es positiva, porque te crees más bueno de lo que realmente eres y, para seguir ganando, solo hay un secreto: seguir evolucionando y haciendo lo que te ha dado resultados", valoró ayer Nadal que evitó las comparaciones con Borg. "Me parece increíble que se me compare a Borg porque fue un referente y un jugador casi imbatible en tierra". Ayer su gran ilusión era poder celebrar el triunfo en Barcelona.