Si fuera cajero, sería el que te gustaría que siempre te atendiera. Si fuera cura, no te daría vergüenza confesarte con él. Si fuera actor, sería imposible adaptarlo al papel de malo. José Manuel Calderón se dedica a meter canastas y dar asistencias. Es uno de los tres mejores jugadores españoles de todos los tiempos y el extremeño más ilustre. Se ha hecho hueco entre la élite del baloncesto profesional americano y es un pilar indispensable en la selección nacional. Sin embargo su mayor virtud no tiene que ver con el baloncesto. Quien estuvo ayer en la inauguración de la segunda edición del campus que lleva su nombre lo comprende rápidamente.

Calderón no lució su camiseta de los Toronto Raptors, pero en su lugar mostró su habitual cercanía, amabilidad, sencillez... Desde luego, Marca Extremadura con él ha hecho el mejor fichaje posible para promocionar el lema ´Tiempo por las cosas por las que vivimos´.

Entre las cosas por las que él vive estos días en nuestra región es por estar con los más de 300 jóvenes que se han apuntado al campus que arrancó ayer y que finalizará el próximo sábado en Cáceres. "Además de hoy, también estaré aquí el martes, el jueves y el día de la clausura",reconocía un Calderón que sabe que su presencia sirve para que los jóvenes le utilicen de espejo.

El también fue de campus

"A mí, mi padre también me llevaba de campus a Málaga entre los 8 y los 11 años", señala el villanovense. Recuerda que por entonces recibía enseñanzas de Fernando Romay y Rafa Vecina.

Ayer la primera lección la impartió desde el salón de actos del CEI cacereño y no desde el parquet. Pero los chicos no esperaron al de los Raptors para tomar contacto con la canasta.

A partir del 1 de julio, Calderón se marchará a la concentración de la selección y a partir de entonces empezará a descifrarse su futuro en la NBA. "No creo que el cambio de seleccionador tenga porqué afectarnos en rendimiento", pronostica. "Sí me veo en otro equipo de la NBA que no sea Toronto", dice.

Pero cuando está con los chicos del campus, se olvida de las franquicias americanas y de las medallas de Pekín y se centra en enseñar los valores del deporte. Piensa en formar cajeros, curas o actores con buenos principios. Y, a lo mejor, hasta estrellas del baloncesto con un corazón como el suyo.