España dejó una esperanzadora tarjeta de presentación en el Mundial. Actitud, trabajo defensivo, buen juego por momentos, y una altísima eficacia desde la línea del triples (17 de 33, un 52% de acierto) fueron los cimientos sobre los que el equipo de Sergio Scariolo construyó su victoria frente a Túnez por 101-62. Así que no pudo ser resultar más positivo el debut.

Después de unos minutos iniciales titubeantes, en los que a la selección llegó a ceder hasta 10 puntos de diferencia (19-29, m. 14) y le costó desperezarse y cogerle el punto al encuentro. Ricky (17 puntos, 9 asistencias) y Marc Gasol (10 puntos, 6 rebotes) empezaron a generar puntos y juego para sus compañeros, la defensa cerró las puertas a los puntos fáciles de Túñez y los exteriores del equipo español empezaron a carburar a todo ritmo, empezando por Llull (16 puntos) y Rudy (7), dos jugadores a los que la selección necesita como el aire que respira, y siguiendo por Claver (12) y Ribas (12), que acabaron por unirse a la fiesta.

Mal inicio

Del desconcierto inicial, España pasó a convertirse en el único equipo sobre la cancha con un contundente parcial de 30-8 en el tercer cuarto que fue toda una sentencia (72-47, m. 30), mientras Túnez, excesivamente dependiente del juego de Salah Mejri, acabó por entrar en un bajón mental, que llevó a los hombres que dirige Mario Palma a levantar la bandera blanca y al pívot de los Mavericks a irse al banquillo para prevenir males mayores tras torcerse el tobillo derecho en una jugada fortuita.

La derrota frente a Rusia en las vísperas del Mundial dejó cierta intranquilidad en la selección. Pero los primeros pasos de España en Cantón, la sede donde disputará la primera fase, dieron la sensación de que el equipo retoma la buena línea de la pretemporada, decidido a seguir creciendo para los retos que le aguardan.